Desde que éramos niños siempre nos han gustado las buenas historias. Nos encantaba con nuestros padres nos leían algo a los pies de la cama o cuando nuestros abuelos o tíos nos contaban tal o cual batallita lejana que hacía que nuestra cabeza comenzara a soñar. Hoy, pese a ser ya bastante mayorcitos, las historias nos siguen gustando. ¿La última? La del pueblo indígena charrúa, una tribu que vivió allá por el siglo XVI en las tierras que hoy dan forma al sur de Uruguay y que dan nombre al nuevo restaurante de moda.

Las buenas historias provocan que siempre quieras saber más, mucho más, y con Charrúa el buen argumento también está servido sobre la mesa. Su ferocidad como increíbles guerreros y mejores cazadoras les llevó a tener en el fuego su mejor aliado, una herramienta imprescindible a la hora de cocinar sus presas para alimentarse. La clave absoluta de platos ejecutados con técnicas que obtenían de las brasas la mejor de las texturas y el más profundo sabor y que hoy se siguen manteniendo en este restaurante de los propietarios de Cannibal Raw Bar que siguen apostando por las buenas carnes y por la parrilla como arma de alimentación masiva (y de calidad).

Tan importantes son sus carnes como lo son sus vinos tintos que no decaen en ningún caso gracias a su selección tanto de bodegas australes como nacionales

Un local que permite a su jefe de sala Rafael Conde presentar las impresionante materia prima que despachan en este nuevo negocio (que desde su apertura se ha convertido ya en las coordenadas idóneas si lo que pretendes es salir más que satisfecho) y que entre carnes argentinas, uruguayas (también alemanas, americanas y australianas) y ese buen hacer gallego de los propietarios celebran cada uno de los cortes de vacuno con los que disfrutamos desde el primer bocado.

Platos que hacen nuestro paladar agua desde el mismísimo instante que son pedidos y que una vez llegados a la mesa suponen un verdadero parque de atracciones carnívoro para los más entregados a la causa. Así, el bife de chorizo de novillo, la picaña o cabeza de lomo Black Angus, el tomahawk simmental, el chuletón de rubia gallega o el steak tartar se festejan según llegan al plato del comensal que no se olvida de las buenas compañías como son las alcachofas a la plancha, el boniato, las papas fritas, el morrón, el calabacín o ensaladas como la Garzón o la de Niní que suponen el paso previo a unos postres como la key lime pie, el flan mascarpone con dulce de leche o las trufas de chocolate que te hacen suspirar. ¿Para qué esperar más sin reservar? ¡Vivan los charrúas!