En Madrid, al igual que en Barcelona, cuando un restaurante cierra es raro que no le suceda otro negocio gastronómico. El caso es seguir comiendo. Pero hay ocasiones que en ese cambio el tanto se suma y es más que obligado que pongamos hora y fecha para una pronta visita. Y es en ese momento cuando nos alegramos de meter a Roostiq en el plan porque es, sin duda, un gran acierto.

Situado en pleno barrio de Chueca, Roostiq exuda espíritu rural por los cuatro costados. Un restaurante que preocupado por el cliente y su experiencia gastronómica de lo más auténtica, apuesta sus cartas a un horno de leña napolitano (construido por la novena generación de la familia Maglione y que alcanza la nada desdeñable temperatura de los 485º), a los productos de su propia finca (150 de hectáreas en Ávila) y a una puesta en escena showcooking.

Si te preguntas por los puntos fuertes de Roostiq descubrirás que, aunque lo veas como un farol, la debilidad es casi inexistente. Triunfando.

Un local tocado por la varita decorativa de María Villalón que separa su zona de barra, comedor y reservado con una carta que gira en torno al horno y a la parrilla (a la italiana) y que incluye mucho más que buenas pizzas. Una selección de embutidos, productos de granja de su ya mencionada finca que nos dejan platos sublimes como sus torreznos macerados en Moët & Chandon (babear es un must) o el pollo Roostiq (criado en libertad) cocinado a la brasa, que no restan importancia a otras maravillas como su tosta de anchoas con tomate rallado, los lomos de sardina en vinagre, las acelgas salteadas a la llama, las pizzas (champiñón Portobello, pimiento y anchoas y enchilada de carne de buey), pimientos de Julia, entrecot o picanha de vaca a la brasa (traída del País Vasco) y una tarta de manzana con crema inglesa, un brownie de chocolate Valhrona, Tahin y Halwacon o la copa de fresas con helado de pistacho.

Terminamos la aventura con un cóctel de esos de autor que tanto te gustan (en este caso, creados por Joel Jamal) y una banda sonora puesta en directo por un Dj que no hace otra cosa que hacer del plan, un plan redondo y obligarte a que tengas que comenzar el boca a boca de este garito que lo peta todo.