Con tanta pantagruélica comida y cena navideña debemos pensar que no estaría de más relajarnos con una cocina un poco más ligera y que nos permita aligerar un tanto más nuestras digestiones. Si a eso le unimos a que queremos seguir siendo sanos y no sentirnos mal al no dejarnos ni un solo bocado de la comida que ha preparado tu abuela, el restaurante Cookaluzka se convierte en nuestra salvación vegana en épocas de celebraciones en bucle, en la embajada de la gastronomía más sostenible.

Tendríamos que salirnos un poco del centro para dejarnos embaucar por el espíritu más veggie. Conde Casal se convierte así en nuestro destino y el Cookaluzka en nuestro hotspot preferido. Un bar por el que no dejan de pasar curiosos y fanáticos de la cocina más natural, sin artificios y que apuesta por la materia prima local. Un negocio familiar (los hermanos Spatafora y su madre Ana María) que nos deleitan con una serie de platos muy francos, auténticos y de elaboración ecológica casera.

Cookaluzka se convierte en nuestro fast food vegano de cabecera gracias a ese mestizaje tan particular que supone unir la comida española y la venezolana

Una carta absolutamente sensibilizada con el sufrimiento animal que se convierte en en una cocina combativa pero sin armar escándalo, que se gana a nuestro paladar y que le deja con ganas de más. Un restaurante cuya carta es una oda a las propuestas más internacionales sobre las mesas madrileñas, teniendo en su brocheta de croquetas de lentejas y quinoa con salsa de piña sobre cama de brotes tiernos, las tostas de maíz y avena, la hamburguesa de arepa, el baba ganoush, el tiramisú con mascarpone vegano o su ligera tarta de chocolate sus puntos fuertes y en la posibilidad de llevarte a tu mascota (si no sabes dónde dejarla), el punto que necesitabas para hacer a Cookaluzka receptora de la primera de muchas visitas.