No hay nada más satisfactorio que sentarse a la mesa un día soleado con una birra en una mano y un buen trozo de pizza al otro. Imagino que tienes la imagen en la cabeza y que tus papilas gustativas han comenzado a hacer de las suyas. Como no quiero que sufras sino que disfrutes a más no poder, te echo un cable en esto de darte ideas y te aconsejo que si este podría ser uno de tus planes perfectos, no dudes en poner tus pies de camino a Grosso Napoletano, sin duda, una de las mejores pizzas de Madrid, al gusto de los sibaritas napolitanos.

Cuando el buen sabor es lo que importa es normal que el éxito acompañe y es por ello que Grosso Napoletano cuenta ya con 5 locales en la capital (Paseo de la Habana, Pez, Gaztambide, Santa Engracia y Hermosilla). Normal cuando sus pizzas son las más adictivas de Madrid, de esas que atrapan y te meten en bucle foodie del que es complicado salir.

Cualquiera puede hacer una pizza, pero siempre será una pizza cualquiera. Las de Grosso Napoletano son mucho más

Buen momento entonces, la primavera, para dejarse caer por cualquiera de sus sedes y disfrutar de bocados increíbles con el regusto más napolitano que te puedas llevar a la boca. Una nueva estación a la que abrazamos con bien de pizza y alegría gracias a Grosso Napoletano, su nueva decoración firmada por Neutrale y una carta a la que es complicado decirle que no.

Comenzamos con una burrata bien fresca, el carpaccio de toda la vida (o el vegetal con calabacín) o una tabla de embutidos que no se olvida de la mortadela, la coppa di Parma, el salami, la finocchiona o el speck ahumado. Seguimos con pizzas como la margherita, la veganiega, la diavola, la cuatro quesos, la borghese, la prosciutto e funghi, la pig data, la calzone o la dolce primavera que refleja el nuestro mood actual a base de crema de puerro, salsiccia napoletana, mozzarella y ¡molta primavera! ¿De postre? No te deberías ir sin probar su increíble crema de nata semihelada y polvo de galleta (Albero da zia Luzy), el mousse de chocolate con base de galleta o capriccio della nonna o su panna cotta con mermelada casera de arándanos que te hace poner los ojos más en blanco que a Bran en Juego de Tronos. Una maravilla.