Si el ceviche, el rocoto relleno, el ají de gallina o el lomo saltado (que bien podría ser salteado) nos robaron la razón desde el primer momento que entraron en nuestra boca y los piscos corrieron la misma suerte, seguramente que no le hagas ascos a una nueva especialidad made in Perú: los sándwiches peruanos. Y si hay un sitio donde hincarles el diente, ese es Apura. ¿Te apuntas?

Ponemos rumbo al barrio de Salamanca para descubrir la sanguchería de Mario Céspedes, al que los más gourmands de la sala recordarán por Ronda 14 o Cilindro y que, siguiendo con la tendencia en alza de los sabores peruanos, abraza una de las propuestas más urbanas de la gastronomía peruviana. Un local auténtico como pocos (a imagen y semejanza de los que copan las calles de Lima) donde los bocatas o sánguches se convierten en la especialidad de la casa y la razón de nuestro delirio foodie.

Si necesitabas un nuevo vicio gastronómico, espera a probar los sangúches de Mario Céspedes. Un bocado solo apto para hedonistas

Un restaurante que no se pierde en excentricidades o en un diseño interior dispuesto para ser instagrameado viralmente, sino en una propuesta de productos de gran calidad y técnicas de lo más genuinas. Un Apura donde su barra, mesas bajas y otra bien grande para grupos o para aquellos que les ponga compartir, acompañan como secundarios a una carta repleta de grandes éxitos.

¿Y qué pedimos? Pues no deberías marcharte de Apura sin haber probado sus croquetas de carabineros, el rollito de oreja y chile, los crujientes de pollo, el guacamole con totopos de maíz, el brioche de carrillera ibérica, el bocadillo de chicharrón de cerdo, el de entraña y repollo o el de calamares en tempura y rocoto, la hamburguesa con tortilla de picadillo de chorizo o la de carne roja con huevo y patacones maduros y un brownie o torrija caramelizada, de postre, para poner el broche final a una aventura de lo más curiosa por productos, aliños caseros y una carta de vinos que da gusto disfrutarla. Hagan honor a su nombre y… ¡apuren!