Mantener el favor del público foodie, en una ciudad como Madrid que bulle gastronómicamente y donde cada semana abren y cierran nuevos sitios, es toda una proeza. Una hazaña que, en el caso de Bump Green, alcanza su máxima expresión al convertirse en referente de un tipo de cocina saludable, sostenible y ecológica que evoluciona al margen de modas y tendencias. F: Cortesía de Bump Green

Si eres amante de la cocina orgánica o quieres tener una primera toma de contacto con ella, Bump Green es el lugar idóneo para empezar

Hablar de Bump Green es hablar de slow food, de cocina consciente que más que llenar la tripa o resultarnos mona a la vista busca enseñarnos a comer bien, hacerlo en condiciones. Una propuesta sincera y sin artificios pensada para aquellxs a lxs que tanto les interesa el mundo del mindfulness y que, a la hora de comer, no quieren estropear los objetivos alcanzados. Una auténtica apuesta por el producto reconocido, las materias primas 100% orgánicas y el mimo más fiel por el recetario tradicional más cercano.

Un Bump Green que sigue apuntándose puntos gracias a la buena labor de los chefs Jordi Bresó y David Ariza que, después de tanto tiempo mano a mano, siguen comprendiendo las necesidades gastronómicas de unxs clientxs a lxs que no les mola nada que les den gato por liebre. ¿El resultado? Grandes platos como su guacamole con queso de almendra, el hummus de garrofó, su tartar de tomate, la ensalada de garbanzos con salsa de coco, los noodles de boniato con cebollitas en vinagre, los espaguetis de calabacín, el nutribowl de heura al curry o el de salmón marinado y algas, la burger de rabo de toro con tomate pasificado y ajomiel, el figatell de sepia, el lingote de cordero con cous-cous, la pechuga de pollo campero con quinoa y el gofre artesano con helado de vainilla y mermelada de calabaza o cualquiera de sus tartas artesanas caseras, que están de muerte. Nunca comer sano resultó mejor.