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Martín Tostón, sincero homenaje al colmado de barrio

Martín Tostón, sincero homenaje al colmado de barrio

Cuando se hacen guiños al pasado se deben hacer en condiciones, bien, de ahí, que no podamos resistirnos a la más reciente apertura de la familia Martín-Hevia, un reconocimiento a aquellos bares y figones de antaño que nos resistimos a dejar desaparecer. ¿Te viene a Martín Tostón?

Localizado en los límites del barrio de Salamanca, nos encontramos con un restaurante de lo más pintón que entra por los ojos y nos obliga a pasar, seducidos por el tranquilo ir y venir de clientes satisfechos. Este es el primer recuerdo que nos queda grabado de un Martín Tostón regentado por Ismael y Fernando Martín-Hevia (sí, los herederos del famoso restaurante Hevia) que sacan pecho, y con razón, por la última incorporación a la familia.

Cocina ininterrumpida de 09,00h a 23,00h para que puedas disfrutar de unos churros de buena mañana, de un vermut a mediodía y de una comida, merienda o cena para volver

Una absoluta puesta en valor de aquellos colmados y sus parroquianos, que diariamente se dejaban caer por ellos, esperando conversación, buen servicio y mejores bocados entre trago y trago de buen vino. Un objetivo que los Martín-Hevia consiguen con nota porque desde que te sientas en sus mesas altas (o mesas tradicionales en la planta baja) sabes que el planazo está asegurado.

Maderas, ladrillos vistos y mármol que enmarcan un Martín-Tostón que ofrece calidad, producto, trato amable y tradición bien entendida, mientras que en la informalidad flirtea con la clase y ese regustillo gourmet que asoma la patita desde su cocina al pequeño punto de venta de que disponen y donde puedes llevarte desde un rico vino madrileño a un poquito de queso o una ración de embutido o chacinas.

Porque lo bueno está para compartirlo, y es sin duda lo que se hace cuando empiezan a aparecer los primeros platos sobre la mesa. Una verdadera fiesta de sabores y texturas que creíamos ya en el olvido, pero que vuelven a nuestro paladar para hacernos recordar aquellos momentos en los que fuimos totalmente felices. Mientras, platos como sus callos, ensaladilla rusa (hacen una cantidad y cuando se acaba ya no hay más), brioche de rabo de toro, gildas y torreznos, tomates bien aliñados, boquerones en vinagre y albóndigas de la abuela, te obligan a pedir más pan (incluso ese pan con tomate que lo mejora todo) y a seguir brindando por los colmados modernos, las buenas compañías y los Martín-Hevia, que se dejan de filtros, viralidades sin sentido y ‘tontás’, porque lo suyo es dar de comer sin peros y con mucho tino.