Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Parece que lo han conseguido Lucas Bustos y Agustina Vela es mucho mejor. ¿Conoces Gurisa? Pues date prisa.
Situado en el número 31 de la calle Zurbano y alegrando al barrio con una propuesta de los más idónea, la pareja (también en lo personal) formada por el argentino Lucas Bustos y su jefa de sala, Agustina Vela (descendiente de argentinos), desembarca en Madrid después de abandonar primero Argentina y, hace unos meses, Galicia para seguir probando suerte ahora que el éxito les sigue acompañando.
Una oportunidad de seguir soñando, de seguir apostando por los sabores más auténticos, que ya en el primer Gurisa (abierto en Uruguay en 2023) guiaba los pasos de cocina y sala y, ahora, en la capital no solo se replican, sino que se mejoran.
Lucas Bustos y Agustina Vela consiguen que las brasas de Gurisa (tienen hasta cuatro proveedores de leña) unan al comensal en buenos momentos y largas sobremesas con mate
Así, en Gurisa las llamas mandan. Aportan aromas y exprimen al máximo de los sabores de unas materias primas que nos cuestan historias, que permiten que aún nos sigamos asombrando. Porque en Gurisa, los detalles son los que marcan la diferencia. De ahí que nos encante que cada mesa brille con una vajilla distinta o que la carta se escriba a diario. Allí nada es casual, pero tampoco ordinario.
Ritmos lentos, pero contundentes y sabrosos, que nos permiten que la tranquilidad obre su magia y entre brasas consigan robarnos la razón con esa cocina de tribu que nos regala platos como sus garbanzos salteados al fuego con chorizos frescos y huevos de campo, foie grass de pato a la sartén junto a chutney de peras, puerros asados y suave emulsión de heno tostado, mollejas de ternera doradas al hierro sobre quinoa y cítricos, crudo de pesca gallega con emulsión de anchoas, taquitos de atún rojo de Cádiz marinado con papada ibérica y humo de eucalipto, ojo de bife Angus argentino y cogollos de Tudela con manchego, tagliolini de calabacines y granna padano o un magret de pato vasco francés asado con crema de naranjas y fondo oscuro, que invita a otro matecito. ¿Brindamos? ¡Por muchos años!