Los manairós son seres fantásticos de la mitología pirenaica. Y lo cierto es que algo de mítica y fantástica sí que tiene la cocina de Jordi Herrera, el comandante de los fogones del restaurante Manairó, uno de los stops más sabrosos de Barcelona a la hora de hincar el diente. Aunque el pasado 2015 perdiera la estrella Michelin -un auténtico misterio sin resolver del que en Good2b no damos crédito tras una suculenta visita-, podemos asegurar que el menú del restaurante se mantiene en mejor forma que nunca. No hay que revelar grandes secretos para entenderlo: la pasión con la que Herrera trata sus recetas a través de producto de primera y un espectacular trato del mismo en cocina son los ganadores para que la ecuación en mesa sea positiva y se convierta en una auténtica experiencia.

Manairó dispone de dos menús, el Desgustación y el Manairó, auténticos delirios para un sibarita

Si no eres un habitual del restaurante, es imprescindible probar uno de sus menús, ya sea el Degustación (70€ IVA incluido) o el Manairó (90€), una prolongación del primero, aunque ambos suponen un festín sin igual para el paladar gourmet. Para que te hagas a la idea, encontrarás exquisiteces como las cortezas de cabeza de ternera al curry o los berberechos con salsa de aperitivo y cerveza de tomillo. No obstante, el punto de inflexión en el que te sorprendes soltando un ‘waw’ exasperante, viene con el ravioli de foie con patatas y aceite de café. Es a partir de aquí cuando el menú toma forma de ‘sin frenos y a lo loco’. Nada puede ir mal con el caldo de calamar encebollado, pero es que la cosa mejora con la gamba ahumada con trinxat de acelgas, el meloso de cordero a las cenizas de romero o el filete al fakir, pieza que se hace en una plancha diseñada por el mismo Herrera en la que la carne se hace sobre afilados pinchos, como los que el encantador de serpientes acostumbra a usar para sentarse como si de un sofá se tratara. El punto final lo ponen postres como el sorprendente agrio de fresas con nata o la sabrosa roca blanda de chocolate con helado de queso de cabra.

Los veteranos siempre pueden optar por los clásicos de su carta o el menú de 40€. Sea cual sea tu opción, recomendamos regar la comida con un Desordre, un vino humilde pero perfecto para la ocasión. ¿Lo mejor? Está hecho especialmente para el restaurante.