Entre tanta variedad gastronómica donde elegir, se nos ha olvidado la simplicidad sobre la mesa. Queremos ser sofisticados, pretendemos estar a la última y nos contentamos cuando el menú supera los 5 platos pero, ¿qué fue de aquellos bocatas que nos preparaban nuestras madres y/o abuelas y nos devolvían a la vida? Tranquilo, hemos conseguido la perfecta dirección para el reencuentro.

Localizado en el bullicioso barrio de Malasaña pero apartado, lo suficiente, del desenfreno más comercial, nos topamos con La casa tomada, un local con mucha historia y la meca del bocadillo más grandioso. Un lugar por el que dejarte caer si hambriento estás y deseas que te sorprendan con cualquiera de sus 17 especialidades, entre pan y pan y mucho amor de los hermanos Del Pozo. Un restaurante al que ir ex profeso y que nos trae la pasión por el bocadillo gourmet, el amor por esa gastronomía callejera tan de moda también en Venezuela (de donde los propietarios son originarios).

Todo comenzó en la sede que los hermanos Del Pozo abrieron en Venezuela y cuyo recuerdo se encuentra colgado en las paredes donde albergan, también, exposiciones pop up

Una casa de comidas en la que todo gira en torno al bocadillo, pero en la que también encontramos aderezos como sus maravillosas Chilli Cheese Fries, las mejores de entre sus propuestas más tubérculas, y algún que otro perrito caliente para aquellos que constantemente nos quieran llevar la contraria. Un local donde la cantidad sobre el plato supera en muchas ocasiones lo políticamente correcto, pero que disfrutamos como si no hubiera un mañana, agradeciendo que el chef José Antonio sea tan generoso en los contenidos.

Comidas deluxe que se completan con una variada carta de cervezas artesanales como la Cibeles, Hop Fiction, Beavertown o la Mustache, que poder saborear mientras las combinaciones bocateras más locas se funden en boca y nos hacen sentir orgullosos de haber sido tomados con la mayor de las alevosías gourmet. ¿Mi favorito? El Imperial Philly. ¿Nos vamos de bocatas?