En estos momentos en lo que empieza a apretar el frío es cuando más nos entran ganas de planear pequeñas escapadas urbanas a ese rincón que se guarece de las bajas temperaturas y donde ver pasar las horas en buena compañía. Momento en el que no se me ocurre una mejor manera de olvidarte que fuera llueve, hiela o truena que al resguardo en Monkee Koffee, un café que, por el momento, no encuentra competencia.

Puro sabor a café, pero un café que pretende gustar a todo el mundo, es el secreto de esta atípica cafetería en la que las materias primas son 100% naturales y los postres para morir comiendo

Localizado en el dinámico barrio de Chamberí  y apostando por la calidad del café (como si la vida les fuera en ello), sus propietarios Salvador Figueros y Óscar González se han encargado de crear su propio blend con el que agasajan a su ya fiel clientela. Un producto tostado exclusivamente para ellos y proveniente de coordenadas tan dispares como Etiopía, Colombia o Brasil y que acompañado por una deliciosa carta dulce son la comidilla del vecindario.

¿Te podrías negar a un capuccino salido de las manos de un experto barista y con la compañía de una tarta de zanahoria o bizcocho de fresa? Pues ya sabes tú que no, por lo que si tienes el día dulce lo más efectivo es que te dejes caer por este local de ladrillo visto, aspecto industrial y wifi disponible (muy importante).

Aquellos que sean más salaos que las pesetas, también tienen variedad donde elegir. Ensaladas, bocadillos, sándwiches e incluso tostas, tabulés y focaccias completan las variopintas propuestas de este punto de encuentro estrella de la temporada, donde lo mismo podrías estar en Nueva York que en Berlín. Chamberí es el destino. ¡Buen provecho!