Abrir un restaurante de cocina tradicional puede ser un arma de doble filo. Todos tenemos en nuestras papilas gustativas ese recuerdo a los sabores y texturas de toda una vida. Recetas que han permanecido de generación en generación para nuestro uso, disfrute y puro deleite. De su buen uso, depende que el cliente vuelva o no al garito en cuestión. Si además, se pretende darles una vuelta, la cuestión se convierte en delicada. No ocurre así en Montia, donde lo autóctono y exclusivamente propio de la Sierra de Guadarrama se convierte en un verdadero triunfo en cocina.

Sus elaboraciones de menú se inspiran (diariamente) en los sabores y aromas de esta zona montañosa, poco explorada por el foodie urbanita

Si eres un auténtico gourmand, no te costará apenas tener que pillar cualquier tipo de transporte para poner rumbo a San Lorenzo del Escorial, en plena sierra madrileña, para dejarte sorprender por una propuesta alejada del caos en la capital. Una experiencia donde el producto artesanal se convierte en cicerone de un viaje para todos los sentidos, atendiendo siempre a su disponibilidad según temporada.

Un local que apuesta por el menú como única opción a tener en cuenta y que dado lo impredecible del mercado y/o la climatología provoca que nos sentemos a la mesa sin una idea previa de lo que podemos degustar. Una novedad que confiere ese nerviosismo al adicto a la gastronomía que no puede prepararse de antemano pero que no duda en que lo que venga de cocina, bueno será.

Tres posibilidades de menú (corto, largo y XL) en la que aperitivos, platos, degustación de quesos y postre pueden se presentan con o sin maridaje de vinos por si quieres hacer del planazo, algo mucho más completo. Cocina de autor en estado puro donde unos buñuelos de oreja y brava, unas ostras con col, una sopa de cebolla o unos huevos de ganso ibérico rozan la originalidad supina y donde su chef, Daniel Ochoa, no pretende guardar las apariencias sino dejarnos a todos babeando. ¿Te pica ya la curiosidad?