Si hay un tándem gastronómico mediático digno de elogio, ése es el formado por los chefs y hermanos gemelos Sergio y Javier Torres. Desde su base de operaciones en el restaurante Dos Cielos Barcelona -situado en la planta 24 del Hotel Meliá Sky– hacen honor al panorámico sitio que les acoge, confeccionando alta gastronomía y corroborando día tras día el porqué de la Estrella Michelin que condecora al restaurante.

“Hemos reformulado el Dos Cielos para plantear una opción de alta cocina más ligera y abierta a un público amplio y diverso”

Sin embargo, si por algo se caracterizan los hermanos Torres es por la hiperactividad y la constante evolución, y este 2017 no podía ser menos, por eso han decidido darle una vuelta al Dos Cielos. Por un lado, han adherido al proyecto el 24 Cielos, un nuevo espacio gastronómico más desenfadado y multifuncional, con unas vistas espectaculares de Barcelona, donde se puede degustar cócteles y tapas tan suculentas como Camarones al ajillo y al limón, Mollete al vapor de carrillera ibérica y pico de gallo, o el Canelón XXL con parmesano, durante el día, y también cenar.

Por si esto fuese poco, por otro lado han aprovechado la coyuntura para renovar la propia carta del Dos Cielos, presentando una propuesta gastronómica exclusivamente para cenas, basada en un menú degustación de 9 platos y una carta simplificada con platos de temporada. Léase maravillas como: Espárrago blanco, Guisantes con jamón ibérico, Carabineros de Huelva, Cabrito a la brasa o San Pedro Meunière. El buen remate a este festival viene con los postres, nuestros preferidos son sin duda el Taco helado de queso fresco y frutos rojos y el Chocolate crujiente con mousse de vainilla y naranja. El broche dulce perfecto.

Al margen del aspecto gastronómico, el Dos Cielos y su hermano el 24 Cielos, destacan por el estar situados en un enclave único: la diáfana planta 24 del Hotel Meliá Sky, uno de los rascacielos más vanguardistas y emblemáticos de la ciudad diseñado por Dominique Perrault. En dicha planta, ahora acaban de inaugurar un moderno cerramiento que se expande por completo los días de lluvia o viento para proporcionar confort al comensal sin renunciar a las vistas. Mejor broche al proyecto gastronómico, imposible.