A Restaurant, un lugar mágico con una cocina audaz
En uno de los enclaves más encantadores de la Ciudad Condal, la plaza Felip Neri, los barceloneses guardamos un secreto a voces: A Restaurant es un billete hacia la felicidad. Y es que en el Barrio Gótico más íntimo, puedes degustar el puro equilibrio entre tradición y personalidad, la del chef Alain Guiard. ¿Quieres un pasaje para dos? F: Todas las imágenes cortesía de A Restaurant © A Restaurant.
En la simplicidad está la belleza de A Restaurant, cuyas recetas dan en la diana sin necesidad de artificios
En la planta baja del Hotel Neri, un edificio que resulta un regalo para los ojos de todo amante del diseño, podemos adentrarnos en el recetario más creativo de Alain Guiard, que parte de una cocina ligera y muy fácil de querer. Él mismo anima al comensal a compartir bocados que se complementan los unos con los otros ofreciendo distintos matices, texturas, sabores y maneras de disfrutarlos.
Y la magia no solo le viene de contar con un comedor que capta el espíritu de la plaza Felip Neri, sino de su capacidad de crear platos con un punch perfecto, aplicando las mínimas intervenciones. Gracias a ello, la propuesta de A Restaurant es tan poco lineal como los arcos de piedra que sobrevuelan el techo del restaurante: lo que quiere es que nos divirtamos, que mezclemos, que descubramos nuevos horizontes y que, si hace falta, juguemos con las manos. Así, además de poder montar nuestra propia aventura, nos facilitan el trabajo eligiendo sus platos favoritos y configurando dos menús de lo más equilibrados, con los que podrás conocer la personalidad del restaurante: el Menú Felip y el Menú Eulàlia.
Cena en primera clase
El primer compañero de viaje es el pan chusco y el aceite. Uno, caliente, crujiente y esponjoso, el otro, de aceituna arbequina D.O. Siurana. Para el resto de mortales, esto puede ser un detalle sin más, pero nosotrxs vemos aquí una declaración de intenciones, pues todo restaurante que honra el aceite de esta manera demuestra tener un respeto inmenso hacia el producto.
De este, salen platos que se han convertido en nuestros favoritos, como el crunchi-taco de patata, gamba roja con lima, pimienta de Espelette y alga nori, con una base marinada con la mayor suavidad para regalarte una nota sutil de picante sin quitarle el protagonismo al resto de sabores. También la croqueta de pato con salsa hoisin, cremosa, que se deshace en la boca. Y lo mismo nos sucede con el carpaccio de cigala, lima, limón, estragón y aceite de oliva morruda, cuyo aroma a cítrico ya seduce nada más llegar a la mesa, y el pollo de corral rebozado crujiente, cebolla a la “diabla” y tomate confitado, uno de los más representativos del restaurante.
Para los que tienen un pequeño segundo estómago dedicado a los postres -¿todos?-, la última parada del viaje puede incluir su torrija con helado de leche ahumada, un Baba al ron añejo y otras joyas dulces.
Y si quieres otro tipo de experiencia, puedes disfrutar de platillos y su extensa carta de vinos en la terraza, un espacio más diáfano que puedes coronar con un arroz delante de la Iglesia de San Felip Neri.