Los cambios en nuestras rutinas de ocio están haciendo que exprimamos al máximo nuestros barrios. Si antes nos cruzábamos la ciudad para quedar con los amigos, ahora planeamos rollo kilómetro 0 para sacar provecho de esos hotspots de toda la vida que se han tenido que reinventar para seguir entre nosotros y a los que, sin duda, no queremos dejar de apoyar. Uno de ellos es Aderezo 37, un bar-restaurante que lleva en los límites de Argüelles, en Madrid, seis años; y que para los vecinos de la zona es como una segunda casa. ¿Te vienes? F: TCortesía de Argüelles

La creatividad y la pasión por el recetario de toda la vida, reinterpretado para los nuevos paladares, es lo que mueve a Aderezo 37

Situado a escasos metros del Templo de Debod y en una de las zonas más tranquilas y señoriales de Argüelles, Aderezo 37 responde a la idea que tenemos de bar de toda la vida pero con ese twist que lo convierte en irresistible. Una auténtica obligación si lo que no quieres es perder el tiempo buscando y lo que quieres encontrar es todo un éxito a la primera.

Un restaurante por el que dejarse caer si lo tuyo es compartir raciones, tapas y algún que otro plato; todo ello maridado como merece, pues el servicio en sala no solo sirve –sin más–, sino que sabe aconsejar. Un lugar que de una semana a otra se renueva y que apuesta por la cocina de mercado como la cocina que mejor define su identidad.

Pero, ¿qué pedimos? Pues no dejes de probar su ensaladilla casera con ventresca de atún, las setas en tempura con ali-oli, su cazón en adobo, los calamares a la andaluza, los gambones a la plancha, el revuelto de morcilla con pasas y piñones, la ensalada de queso de cabra, sus huevos rotos a la manchega o su espectacular tosta de gulas. Híncale también el diente al solomillo ibérico sobre cama de cebolla y queso brie, al secreto con patatas fritas y piquillo o a la hamburguesa Aderezo 37, que se ha convertido ya en todo un clásico de la casa.

Si prefieres tirar por el menú, te lo recomiendo; pues es bueno y a precio muy ajustado. Y si eres de los que no se salta el placer más dulce, lánzate a por la tarta de chocolate o el flan casero, solo aptos para paladares entendidos. ¡Un gustazo!