La gastronomía ha acompañado al hombre desde que es precisamente eso, hombre. Muchos años de experimentación, materias primas, recetas que han hecho que su evolución haya sido toda una obligación, desarrollándola hasta límites insospechados mientras la adaptación a las necesidades del consumidor ha venido de la mano. Orígenes a los que hemos vuelto una y otra vez cuando se ha sentido que se perdía el norte, cuando dábamos importancia a detalles insignificantes y con los que hemos encontrado el verdadero disfrute de la sencillez en estado puro. Un sentimiento que se respira (y saborea) en Aire de Serrano, tu nueva parada en el revolucionado barrio de Salamanca. F: Todas las imágenes cortesía de Aire de Serrano

Apoyándose en los 5 elementos como especialidades de la casa, Aire de Serrano despliega todo su saber hacer entre fogones para convertirse en un oasis gastronómico único

El pleno centro del barrio sigue bullendo, y todo gracias a restaurantes como el aquí presente, que es creativo como pocos. Los 5 elementos se convierten en su carta de presentación y en su propuesta mejor cocinada, en un momento en que nuestra intrépida búsqueda de las conexiones con la naturaleza que nos rodea son nuestra máxima.

Una aventura de cocina non stop en la que platos mediterráneos de materias primas escogidas por su sabor y textura premium hacen las delicias de un respetable que quiere que le sorprendan pero que no le tomen el pelo con alharacas. Un Aire de Serrano que contempla el menú del día, el brunch de los domingos y una barra preparada para amenizar tus momentos afterwork entre las horas oficiales de comidas, acertando de pleno gracias a una propuesta donde la estética (por cierto, la decoración es preciosa) pierde protagonismo frente a la excelencia de cada plato, tapa, postre o cóctel.

Y todo teniendo como hoja de ruta una carta que se divide en tierra, aire, fuego, agua y éter que a golpe de platos como la ensalada de burrata con tartar de tomate y remolacha, arroz meloso de setas con crujiente de parmesano, pierogui (plato típico polaco), berenjenas crujientes con miel de Madrid, codorniz al vino tinto con frutos secos, foie gras con mermelada agria, croquetas de aves nobles, solomillo de ternera a la brasa con milhojas de patata, entrecot trinchado con pimientos de Padrón, torrezno a baja temperatura, ensalada de salmón ahumado con vinagreta de miel y mostaza, bacalao confitado con espuma de patata, pulpo braseado con puré trufado y aceite de pimentón y mousse de chocolate con reducción de vodka de roble, crosty de manzana o lemon pie nos llegan como auténticos golpes de efecto que nos noquean con mucho gusto y a la espera de muchos rounds más.