Tanto si te apetece darte un paseo por Madrid como si eres el/la elegidx para organizar la comida de reencuentro con lxs amigxs, tengo el planazo idóneo para que la aventura te salga a pedir de boca. ¿Qué te parecería un paseito y cervezas por La Latina y una buena comilona en mitad de la Plaza Mayor? Si los ojos ya te hacen chiribitas y las ganas empiezan a hacer salivar esas papilas gustativas posvacaciones, sigue leyendo porque una reserva en Arrabal no estaría de más. F: Cortesía de Arrabal

Ni se te ocurra volverte de Arrabal sin haber probado su cachopo, ganador del primer puesto de este año según la Guía del Cachopo

Situado en plena plaza y con el simple espectáculo de ver cómo bulle una de las más bonitas coordenadas de España, Arrabal se encarga de redondear la experiencia. Un restaurante histórico, pues en su planta baja se esconden unas carboneras del siglo XVI reconvertidas en íntimo comedor, a dos alturas y una terraza de excepción donde poder degustar una cocina de toda la vida con guiños asturianos.

Un placer para todos los sentidos que se convierte en la mejor cura para la depresión sufrida tras volver de la playa gracias al buen hacer entre pucheros del chef Arsenio Figueroa, que no solo domina el arte de mezclar tradición y modernidad sino el de adelantarse al gusto del exigente comensal. Un Arrabal que bebiendo de las cartas de aquellas tascas de antaño da un paso más, desde la mañana hasta la madrugada, ofreciendo raciones generosas, especialidades imbatibles (como su cachopo) y unos batidos que tanto calman ese gusanillo de la tarde.

Un restaurante donde disfrutar de unas croquetas cremosas de ibérico, un cucurucho de calamares de potera a la andaluza con ali-oli de ajo negro, unos dados tiernos de solomillo al ajillo, unas albóndigas de rabo de toro con crema de calabaza, una ensalada de burrata y tomates cherry, una paella del Senyoret, un pulpo a la brasa con crema de boniato, un pollo picantón con mojo y patatas gajo o un cachopo, galardonado con el oro de este año por la Guía del Cachopo, que con su relleno de canónico de jamón serrano y queso ahumado de Pría nos hace olvidarnos de todo (y todxs) mientras seguimos mirando qué pasa por la plaza con una birra bien fresquita o un cóctel, si lo tuyo es ser más de autor. ¡Qué aproveche!