Verdadera algarabía culinaria es cuando te presentas en un nuevo local, de esos que te han hablado tan bien, y te das cuenta que las opiniones lanzadas están muy por debajo de lo que verdaderamente se merece. Y es que si ya las valoraciones eran más que decentes, la realidad supera cualquier tipo de floritura o cumplido. Amigos y amigas, hablamos de Bacira, uno de esos restaurantes que, si pruebas por vez primera, te será difícil no volver.

Situado en el madrileño (y muy castizo) barrio de Chamberí y celebrando la fusión de una cocina mediterránea bien ejecutada y una gastronomía asiática fantásticamente puesta en marcha, el restaurante Bacira es un derroche de virtuosismo y color por las cuatro esquinas. Un local de 3 socios (Carlos Langreo, Gabriel Zapata y Vicente de la Red) cuyos destinos se encontraron en el célebre Nikkei 225 y que desde ese momento pensaron que lo mejor sería montar un negocio en marcha en el que la fusión fuera el común denominador de cada una de las opciones a elegir.

¿Lo mejor de su carta? Los vinos de pequeños productores que te dejarán sin palabras

Productos de temporada en elaboraciones sabrosamente desarrolladas y donde la calidad y los precios ajustados marcan su propuesta en boca.

Tempura de pimientos de Gernika con mahonesa de kimuchi; entrecot a la plancha con tomate a la provenzal; ceviche de corvina con leche de tigre; nigiri de atún con salsa romescu, avellanas y cebolleta; anguila humada; albóndigas de rabo de toro; tiradito de vieiras con tobiko, brotes, cortezas y yuzu o un pan de especias con mousse de chocolate y helado de naranja, pimienta y sal, son solo algunos de los pecados sobre la mesa. Platos que llevan el sello indiscutible de este trío de cocineros dispuestos a triunfar ganándose el estómago de ese cliente al que ya le cuesta mucho sorprenderse pero que cae rendido ante Bacira y su pasión y garra en la cocina.