Puede que por tomar tacos, quesadillas, guacamole y margaritas sin parar hayas creído que eres toda una eminencia en gastronomía mexicana. Sentimos informarte de que no, no lo eres. La cocina mexicana es mucho más que lo que nos han estado mostrando esos restaurantes que desde hace años han coloreado nuestros barrios con sabores y texturas explosivas. Una cultura culinaria que, siendo extensa como ella sola, nos han resumido hasta la más mínima expresión, ofreciéndonos una imagen sesgada de lo que allí se cuece, de lo que allí enriquece. Una cocina más amplia que el propio horizonte que en Barracuda MX despliega la quintaesencia más pura de lo que significa darle un buen (y contundente) bocado a la tierra de Salma Hayek. ¿Vamos? F: Cortesía de Barracuda MX

Cuando hace un tiempo el chef mexicano Roberto Ruiz decidió poner broche final a Punto MX, fuimos muchxs lxs que lloramos amargamente. El chef chilango había conseguido en Madrid lo que otrxs muchxs habían intentado sin éxito: que conociéramos la cocina mexicana más allá de los tacos, las quesadillas, el guacamole y las margaritas. Una tristeza que pronto se curó al descubrir que Ruiz volvía para quedarse, pero esta vez en formato mucho más canallita y con una reformulación de su anterior éxito: Barracuda MX.

El chef chilango Roberto Ruiz nos acerca a la cocina más desconocida (y suculenta) de México

Un proyecto mucho más personal, que le ha brindado la oportunidad de seguir en la brecha gastronómica capitalina a través de una propuesta que nos acerca la cocina de los 8.000 kilómetros de litoral Pacífico mexicano, rica en todo lo que puedas imaginar. Un templo para lxs amantes de la buenas maneras tanto en cocina como en sala que, contando ya con un Sol Repsol, se ha convertido en la opción más hedonista y disfrutona de aquellxs que saben siempre dónde reservar.

Coordenadas más que perfectas para evadirse de tanto estrés semanal y encontrar cobijo mientras se disfruta de una michelada bien fresquita para empezar. Un pequeño anticipo de una carta sin fronteras, verdadera declaración de intenciones de un chef que ama su tierra y, aún más, compartir los sabores de toda una vida con el comensal que, curioso, se sienta a disfrutar de la magia.

Si este primer trago te sabe a gloria bendita, lánzate a su cazuelita de queso fundido con arrachera y salsa de chorizo norteño, sus memelas de Wagyu a la brasa con salsa de aguacate y chile serrano, el guacamole Barracuda MX con langostinos enchipotlados, sus ostras Sinaloa con salsa de chiles fermentados, sus tacos de lomo de vaca gallega con chiles toreados y salsa de habanero, la lubina a la tala con adobo, los tacos de carnitas con salsa de aguacate y jalapeño o un tuétano a la brasa acompañado de tostadas de atún rojo toreado y emulsión de chile serrano que vale la visita entera y te obligarán a volver, y a volver, y a volver.