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Ariana Díaz Celma

Lo mejor de la casa Adrià en un ambiente tabernero y de vermutería de toda la vida, aunque para degustar sentado. Así podríamos sintetizar el espíritu de la Bodega 1900, un hotspot en mayúsculas del que hemos tardado demasiado tiempo en hablar. ¿Su alma máter? Albert, el hermano más prolífico de la historia. Tras 41º, Tickets y Pakta, le ha tocado el turno a la Bodega 1900, un espacio con distinta filosofía que sus predecesores aunque con idéntico éxito.

Las tapas y las conservas son la base de la Bodega 1900, un lugar que en poco más de un año ha demostrado ser un espacio de cabecera entre los foodies de la ciudad gracias a la recuperación de los clásicos, aunque con el sabroso toque de la casa Adrià. Su carta está pensada para compartir, opción perfecta para probar tantos platillos como sea posible. Imprescindibles de su carta son ya las míticas aceitunas esferificadas -insignia de la familia Adrià-, así como su molletes de calamares picantes -tampoco está de más probar el de perro de altura, a base de salchicha de secreto ibérico, bacos, queso y salsa azul-, la croqueta ibérica o las navajas caseras en escabeche.

No está de más echar un vistazo a su sección ‘De Pura Raza’, dedicada a los embutidos; ‘Al Carbón’, con delicias como la pluma ibérica o ‘Los ibéricos el Juselito’. De postre se presenta como imprescindible el melón con vermut blanco.

El precio medio es de 30-40 euros.

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  • Dirección: C/Tamarit, 91 Barcelona