Si hay algo que amamos del país vecino (Francia) es el sabor de sus crêpes, gofres y demás clásicos de su gastronomía. Sabores que nos roban el sentido y que nos convierten en entregados amantes de una cocina sofisticada como pocas y claramente reconocible. Una esencia que descubrimos en Brasserie Antoinette donde la exquisitez se convierte en plato sobre la mesa y la experiencia altamente recomendable. ¿Te vienes?

Vinos franceses o cualquiera de sus 40 referencias de champagnes acompañarán tus planes más refinadamente foodies

Localizado entre Sol y Callao y desmontando la idea de que esta zona está únicamente dirigida al turisteo más variopinto, Brasserie Antoinette resuelve como pocas las ganas que tenemos de comer comida franchute. Un local acogedor de espíritu barroco y detalles que nos hacen recordar cualquier palacio versallesco o salón de té a lo Belle-Époque que tengamos en mente y que a dos alturas y diseño interior bien diferenciado en espacios nos hacen sentirnos como en casa.

Un restaurante regentado por el chef Jean-Jacques Payel que a cocina abierta revive como nadie las especialidades de la cocina francesa, los aromas del recetario tradicional y el esplendor de una serie materias primas tan sabrosas o dulces como delicadas.

Platos que se dividen en un menú en tres actos y que desde la sopa de cebolla con queso Emmental  gratinado al micuit de foie grass de pato con nueces e higos, el steak tartar de buey cortado a cuchillo con french fries, el boeuf bourguignon a la tarta tatin de Monsieur Paul Bocuse (maestro de la gastronomía francesa recientemente fallecido) nos hacen experimentar una aventura que hay que vivir si la abundancia y la elegancia son dos de los calificativos que más tenemos en cuenta a la hora de sentarnos a la mesa. Bon appétit!