Con la llegada de los supermercados, los centros comerciales y demás grandes plataformas alimenticias, hemos perdido el apego por esos negocios mucho más pequeños que nos han abastecido durante tantas décadas de esas materias primas (de primera) tan necesarias en nuestro día a día en la cocina. Pero todo vuelve, estamos en la época del gusto por lo vintage, algo que ofrece esa luz verde para que proyectos como CARNIco nos lleguen al corazón y nos den la excusa para volver a lo de siempre y no volverlo a perder de vista.

El amor al producto es lo que llevó a los fundadores de La Finca de Jiménez Barbero a aliarse con otros productores como COVAP (jamones de Los Pedroches) y Pallarés Solsona (fábrica de cuchillos artesanales) a abrir las puertas de CARNIco, una tienda muy al estilo de los 50, de azulejos hasta el techo y una esencia funcional y de lo más decadente donde encontrar, degustar y divagar sobre el maravilloso mundo de la carne en todas sus acepciones y cortes.

Entre sus interesantes servicios, CARNIco cuenta con la custodia de lomos de vacuno donde te reservan las piezas de tu vacuno, manteniéndolas en la maduración que creas oportuna

Una carnicería simpar donde el fervor por la artesanía más comestible permite que este negocio pase de mera tienda a boutique de carnes exclusivas, donde el cliente pueda enfrentarse a su pasión más carnal, una experiencia que rompa barreras por el simple hecho de dar un paso más en lo comercial. Un lugar al que peregrinar tanto si lo tuyo es el amor por las ricas carnes nacionales e internacionales como si lo que pretendes es aprender de los mejores. Para ello, cuentan con una selecta tropa de cocineros y entendidos en la materia que comparten su experiencia en talleres, charlas y quedadas donde esta suculenta joya gastronómica es el principio y el fin. Solo nos quedará descorchar una botella de buen vino tinto y dar rienda suelta a nuestro particular delirio foodie listo para llevar.