By
Ariana Díaz Celma

Si el de chino era un género culinario algo denostado hasta hace poco, ahora consigue pasar hasta la última pantalla y asociarse al término lujo –bien llevado– gracias a China Crown, un restaurante en el que la palabra detalle es clave. Situado en la mítica Casa Calvet, en él es posible degustar la versión más sofisticada de la gastronomía china entre jarrones, porcelanas ribeteadas en oro y trajes de emperador, situados todos ellos minuciosamente en sus distintos espacios, que basculan entre la intimidad del mismísimo despacho de Pere Mártir Calvet –el empresario textil que mandó construir su negocio a Gaudí en el 48 de la calle Caspe en el 1900–, su taller o las distintas zonas de paso. F: Todas las imágenes cortesía de China Crown y Ariana Díaz Celma

Maria Li Bao es la encargada de embarcarnos en el delorean que nos llevará de viaje hasta las antiguas dinastías de los emperadores chinos

Maria Li Bao es la encargada de embarcarnos en el delorean que nos llevará de viaje hasta las antiguas dinastías de los emperadores chinos; y no solo a través del paladar, sino también de numerosos detalles colocados con pericia por la interiorista Aurora Gámez, que ha conservado todos los rasgos arquitectónicos propios de Gaudí. La finalidad es que el comensal recuerde en todo momento el espacio histórico en el que se encuentra, mientras degusta entrantes como las Vieiras marinadas en zumo de lima, ajo, jengibre, cilantro y guindilla Hunan, los Rollos imperiales rellenos de shiitake y verduras selectas o las Bombas de yuca rellenas de ternera con alioli de salsa Hoisin. Todas ellas, delicias que se sirven en una suerte de tuppers de picnic orientalizados y adaptados al lujoso espacio, y que convierten la experiencia en el China Crown en un viaje multisensorial desde el primer momento.

El interior de China Crown, por la interiorista Aurora Gámez.

El plato estrella de la carta es el Pato Imperial Beijing, que puedes comer entero o medio y al que puedes añadir caviar

Especial mención merece su elaborada sección de dim sums, como el delirante Xiaolongbao imperial de secreto ibérico –con espárragos, foie, trufa y cangrejo–, el purísimo Ha Kao de langostinos y jengibre o el divertido Xiao Long Bao de txangurro con caldo de marisco. Además de su particular versión del arroz tres delicias aka Guangzhou con tres variedades de arroz y verduras y langostinos en salsa de vieiras y de sus sopas, entre los pescados recomendamos especialmente la gustosísima Corvina salvaje al vapor con setas shiitake y bambú en salsa de arroz fermentado envuelto en hoja de loto.

Todos ellos son platos que funcionan como perfecta antesala al plato estrella de la carta: el Pato Imperial Beijing, que puedes comer entero o medio y al que puedes añadir caviar. Es el rey de la fiesta en China Crown, un invitado que no puede faltar en tu mesa y cuya elaboración se termina frente al comensal, en una auténtica clase maestra para los aprendices de espadachín en cocina. Así, la destreza de la preparación nos lleva hasta el punto álgido de la experiencia en Casa Calvet.

Las Vieiras marinadas en zumo de lima, ajo, jengibre, cilantro y guindilla Hunan de China Crown.

La excelencia de la carta de China Crown reside en el hecho de que son distintos chefs los que trabajan las diversas secciones de la carta

Aunque los postres no son el fuerte de la gastronomía que aquí se trata, en China Crown trabajan un magnífico mango con tapioca de coco y salsa de mandarinas, así como un coulant de chocolate con sorbete de judías rojas y frambuesas bastante efectivo. A modo de financier, con el postre llega un cofre que contiene dos galletas con simbologías bien descritas: prosperidad la primera y fortuna la segunda. El comensal será el encargado de decidir con cuál prefiere quedarse.

La excelencia de la carta de China Crown reside en el hecho de que son distintos chefs los que trabajan las diversas secciones de la carta. No es lo mismo un cocinero que controle la técnica de los dim sums que la del Pato Imperial, de igual manera que quien se especialice en paellas difícilmente controlará el punto exacto de una tortilla de grelos en esta latitud.

Con el postre llega un cofre que contiene dos galletas con simbologías bien descritas: prosperidad la primera y fortuna la segunda.

Comer o cenar en China Crown te costará a partir de 50€, que bien vale la pena invertir para disfrutar de un crossover único: el que te sitúa en la antigua China imperial y sus trajes quingchao –que utilizaba la realeza en el siglo XVII–, sin perder la esencia tan propia y característica de Gaudí.

Detalles