Entre tanta apertura de restaurantes y tiendas molonas nos hemos olvidado de que aquellas cosas que no pasan de moda, aquellas establecimiento de los que nos hemos rodeado siempre y siempre no han resultado tan bien son, en el fondo, la mayor tendencia, la moda mejor ejecutada. Nos han dicho que lo último, lo más moderno es lo que acaba de aparecer, lo que nunca hemos visto pero nos resistimos. Y es que tanto tú como nosotros, que ya sabemos un poco de qué va la vaina nos dejamos engatusar por tiendas como Cocol donde la mayor modernidad es saber que lo que creen antiguo sigue estando a la última porque tuvo la suerte de no pasar nunca de moda.

A un tiro de piedra de la castiza Plaza de la Paja y en un particular y antiquísimo taller de tapicería (Tapicerías Wenceslao) que ha encontrado un segundo uso, descubrimos Cocol, una tienda de lo más inusual donde utensilios tradicionales, archiperres que creían caídos en desuso, accesorios que te pirras por seguir llevando encima y artesanía de lo más variada y funcional viven bajo el techo de este local ideado por Pepa Entrena, dueña y señora de esta tienda donde todo puede ocurrir si tú lo deseas.

Cerámica tradicional traída de Alicante o Galicia, mantas de Grazalema, cuberterías esmaltadas por las que no parece haber pasado el tiempo, cestos de mimbre o calzado de esparto de Balikypopoy, las piezas más exclusivas de una tienda donde la artesanía es todo un estilo de vida

Un hogar dulce hogar para ti y para todo aquel curioso que se deje caer por este negocio de puertas de intenso color azul que abrazan los mayores tesoros que podías encontrar en un tiempo en el que lo más moderno es lo que aún no tiene la vecina. Pasión por los objetos hecha objeto mismo y que provoca que encontremos desde cerámica tradicional española o menaje esmaltado original a morteros, tablas, cuencos de madera, vidrio soplado pasando por sombreros, jerséis de lana virgen, bufandas, cestería, alpargatas, joyería, cuero o ese cachivache tan original como precioso que siempre tiene un uso, un perro que le ladre.

Una oportunidad perfecta para apostar por el consumo responsable en un negocio local, de barrio, desde donde saltarse los circuitos propios de la fabricación en serie y el comercio propio del que tiene poca amplitud de miras y que no sabe valorar la belleza de manufacturas con solera, objetos de lo más cotidiano y otras que menos antiguas reflejan el fervor por décadas pasadas, por esos acabados tradicionales. Lo queremos y siempre lo hemos tenido cerca. ¡Menos mal que existe Cocol para hacer que lo recuperemos!