No sé si por algún lugar perdido tendrá a su sosias malo, pero lo que sí debemos tener muy claro, en el momento de dejarnos caer por Doppelgänger Bar, es que allí solo se va a gozar de lo lindo. Un objetivo que ellos se toman como particular precepto y que tú, como comensal, tendrás que tomarte muy (pero que muy) en serio. F: Todas las imágenes cortesía de Doppelgänger Bar © Doppelgänger Bar.

Bocados y tragos de excepción (también para llevar) es lo que encontrarás en Doppelgänger Bar, el local del chef Samy en el Mercado de San Antón

Nos marcamos un planazo de esos de paseo y mercado de barrio para visitar, una vez más, el Mercado de Antón Martín y hacernos un hueco en Doppelgänger Bar, el puesto desde donde el exestrella Michelin Samy Alí Rando ha puesto toda la carne en el asador para que te explote la cabeza y te sumerjas de lleno en una experiencia culinaria donde texturas, sabores y el amor por lo multicultural te conducirán por una aventura que disfrutarás a carrillo lleno.

Un puesto número 44 cuyas mesas altas (y la baja en forma de U) son de lo más deseado del barrio (por eso siempre está de bote en bote), gracias al buen hacer de un Samy, en estado de gracia, en la cocina vista de este Doppelgänger Bar tan necesario como accesible. Y es que si no podemos ponerle queja alguna a su interesante carta, mucho menos al precio de cada uno de los platos sobre la mesa.

Porque en Doppelgänger Bar da igual lo que comas: todo está rico y a muy buen precio. Un dato que, con el terrorífico gasto de las próximas fiestas navideñas ya en el horizonte, no vendrá nada mal para ahorrarnos algún que otro susto en una sobremesa que se plantea de lo más disfrutona.

¿Qué pedimos? Pues ni se te ocurra volverte sin haber catado su sopa castellano-japonesa con toque de harina frita y coliflor quemada, su tamal de bacalao sudao, sus papas ricas a lo pobre, el gazpacho con espuma de kimchi, su profitegon relleno de tartar de berenjena y cubierto de fondant de wasabi, la batata asada con vinagreta y mantequilla de kimchi, el ‘tako’ crunchy de gamba de Huelva, su tamalito de cuello de cordero con clavo y cilantro, la piel de pollo asada con salsa huancaina, su menchi katsu de guiso de morcillo y morro de ternera, la brandada naan con guindilla o la negui ensaimada bien rellena de cebolleta, jarabe de pimienta y pimienta verde para empapar en un caldito de jamón, de toda la vida, que no viene nada mal para combatir las bajas temperaturas. De postre, el donut berlinés o donut a la parrilla relleno de chocolate blanco, posos de sake y escamitas de alga nori será tu pasaporte al olimpo de los sabores que solo se paladean los dioses.