Hay muchas ocasiones que a la rica experiencia de comer fuera, nos encanta añadirle la experiencia de hacerlo en un lugar bonito. Un marco incomparable que nos haga, ya, morirnos del gusto mientras degustamos de lo lindo entre ricos platos y buena compañía. Fortuny es uno de esos sitios donde nuestras expectativas se cumplen. F: Cortesía de Fortuny

Ver y ser visto mientras se pasa un rato agradable sigue siendo una tendencia para el foodie de fino paladar. De la misma manera que queremos probar nuevos platos, sabores, texturas… también queremos socializar, aunque sea viendo a gente en la mesa de al lado. Fortuny es un verdadero oasis para estas lides. Ubicado en el palacete del mismo nombre, este edificio del siglo XIX alberga todo lo necesario para que tu plan sea de 10. Un espacio único, en pleno centro, que permite que tanto en sus jardines exteriores como en sus salones interiores puedas encontrar lo que andabas buscando: gozártelo pero bien.

Pese a no contar con la tradicional carta por platos, los menús cerrados de Fortuny se adaptan a las necesidad del comensal que, por un día, se quiere dar un buen homenaje

Un local, decorado por Pascua Ortega, abierto durante todo el año, donde la gastronomía y las noches entre copas y buena música dictan su hoja de ruta y la gente más pimpante y reconocida de Madrid desfila como Pedro por su casa. Un ir y venir de beautiful people que sabe apostar por una opción culinaria de lo más moderna y actual, mientras los sabores mediterráneos impregnan toda una carta de menús cerrados.

Así, una vez elegida la opción que más nos cuadre, disfrutamos de platos como su tartar de atún rojo de almadraba trufado con calabaza asada y zamburiñas a la plancha, la lubina con crema de alcachofas y setitas con jamón, su risotto de presa ibérica con ajetes tiernos y crema de foie, su chuleta de ternera blanca al carbón sobre panaderas, el tartar de langostinos sweet chili y alga wakame, sus almohaditas de carrillera a baja temperatura con soja y miel, el salmón noruego con crema de apionabo y manzana, el medallón de solomillo de buey con patatas fritas y confitura de piquillos, su lomo de lubina salvaje al horno sobre tomate confitado a la albahaca y postres como el coulant de chocolate con helado de vainilla bourbon o la milhojas de hojaldre caramelizado con su crema de vainilla de Madagascar para poner punto y aparte a una fiesta que seguirá con sus copas y un pequeño bailoteo en su zona club, medidas de seguridad, mediante. ¡Qué esta nueva normalidad acabe, por favor! Mientras tanto, Fortuny.