Si hay algo que hace cosmopolita a Madrid es la posibilidad de sentirte en cualquier otro sitio sin necesidad de coger el puente aéreo. Una capacidad que solo tienen las grandes ciudades, atentas a todo lo que se cuece en el exterior, de hacer algo suyo adaptándolo de una manera de lo más original. En el apartado gastronómico, solo nos hace falta pasarnos por Grama Lounge para darnos cuenta de que un paseo por el Caribe es posible si sabes tocar las teclas adecuadas. F: Cortesía de Grama Lounge

¿Eres de brunch dominguero? Ni se te ocurra perderte el que preparan en Grama Lounge. Frutas, arepas, huevos revueltos, frijoles, carne mechada…

Situado a un tiro de piedra de Sol y dispuesto como un gran vergel donde parece que se para el tiempo, Grama Lounge es otro de nuestros place to be definitivos en la capital. Una parada casi obligatoria si no te apetece salir de tapas, caer en un italiano o entregarte a la cultura azteca más explosiva, pero sí a esas texturas tropicales que van desfilando por la mesa sin perder ni en sabor ni en colorido. Un restaurante que te hace poner los pies en la tierra (o mejor dicho en la arena, pues las mesas están dispuestas como en una especie de playa) para que la sensación de vacaciones sea profunda y la experiencia toda una fantasía de lo más exótica.

Un Grama Lounge donde el recetario venezolano se hace más que presente como particular cicerone a través de platos sencillos, pero que nos embelesan hasta el alma. Una propuesta cargada de significado y sostenible como la que más, que atiende absolutamente a cualquier tipo de detalle y que consigue descubrirnos un tipo de gastronomía de la que nos queda mucho por saber. Un experimento que sale bien, y todo gracias a una selección de platos que desde sus empanaditas rellenas de carne mechada, sus coquitos rellenos de salmón y cangrejo o sus tostones de playa a la degustación de miniarepitas, pasando por la cesta criolla, la Grama burger, el sancocho de costilla, la típica parrilla con patatas fritas y guasacaca o sus cachapas de queso amarillo y pollo guisado o de queso de mano y cochino frito recuperan el sentir de una tierra viajera que encuentra su sitio en Madrid.

¿No te saltas el postre? Pídete su bizcocho Tres Leches, los tequeños de Nutella y un coctelito hecho en el momento por su bartender de confianza. ¡Vas a flipar!