Que sí, que ya sé que te pierdes por un buen japo y que es el tipo de comida que te cura todos los males en esos días en el que no quieres saber nada de nadie, pero te diré que hay que saber elegir. Hay muchos que dan gato por liebre y tú no estás ya para que te ilusionen con fantasías. Si quieres un buen japo, con una buena vuelta de tuerca (de esas que marcan la diferencia), hazme caso y pásate por Hotaru.
Situado a la orilla de un Retiro, que parece no dormir nunca, Hotaru es una experiencia gastronómica sin igual. Y no solo por la estética, tan bien conseguida, que te hace sentir en Japón, sino por propuesta auténtica, sin tonterías porque saben que no estás para perder el tiempo.
Así, el talento del chef Alejandro Pérez se pone al frente de una cocina que juega con su pasión por las barras de toda la vida y una cocina nipona totalmente reinterpretada (que no pisoteada).
Si amas el producto por el producto, todos los martes por la noche el espectáculo está servido con un ronqueo en directo
Precisión, técnica y materias primas sin par que explotan en tu boca como una bomba gastronómica que amplía tu concepto de sushi, y lo mejora. Un menú variado donde la armonía en cada uno de sus pases marcan un ritmo que no decae, y ayudan al paladar a enfrentarse con unas opciones mucho más contemporáneas y cañeras.
Porque nunca antes habrás probado unos edamames con trufa, una concha fina de Málaga con ponzu picante y limón amarillo, una kama yaki (mandíbulade pescado) asada con salsa y cebollín, unos langostinos roca en tempura, unas dumplings rellenas de carne de costilla, unos makis (de salmón picantito, atún con aguacate, cangejo real con tobiko…), unos temakis (lubina, atún marinado o cangrejo), un sashimi de atún de ronqueo, unos nigiris (chutoro aburi, vieira miso, negitoro caviar, pez mantequilla y tartufata…) o una panceta de cerdo marinada durante 48 horas, que quita cualquier mal, tan buenos como en Hotaru. Haz la prueba y me dices.