¡Qué buena sensación te queda cuando vas a ese restaurante por descubrir y te das cuenta que la elección ha sido la correcta! Lo he dicho por activa y por pasiva. Cuando nos adentramos en nuevas opciones gastronómicas no siempre acertamos pero cuando damos en el blanco… Esto pasa (todo el rato) en La Bistroteca, un local que en apariencia puede darte la sensación de “uno más” pero una vez en la sobremesa llegas a la conclusión que de “uno más” nada… algo irrepetible. Te lo aseguro.

Situado en una callejuela del barrio de Salamanca y en un local que durante muchos años fue un almacén de trastos, La Bistroteca saca pecho hoy por méritos más que probados en la cocina y un servicio que ya quisieran muchos de los grandes puntos de encuentro culinarios.

El éxito de La Bistroteca parte de una hamburguesas que lo flipas de buenas y una puesta en escena inolvidable

Un local 100% neoyorquino que ha cuidado al máximo su diseño interior y al que no le falta ni un solo detalle con el que acompañar a su propuesta gastronómica. Platos que giran en torno a un producto de gran excelencia (por encima de todo) y donde el olor a parrilla (pero parrilla de la buena) es lo que hace que nos sintamos como en casa.

Así, no nos podemos resistirnos a paladear su guacamole (terminando en mesa y sencillamente espectacular), bimis (entre un brócoli y un espárrago) a la parrilla, tequeños con salsa natural de tomate, ensaladilla rusa de corral, alcachofas fritas naturales, tartar de atún ahumado, tacos de pollo de corral al pibil, brochetas de pulpo o de solomillo y bacon, costillas de cerdo ahumadas y con salsa barbacoa japonesa, sus hamburguesas a las que es complicado resistirse (prueba La Brie o La Gansa y si eres de gustos más picantes… La Thai) y no te olvides de NO saltarte el postre a base de yogur de fruta de la pasión con frambuesa y almendra. Sencillamente… ¡sin palabras! (básicamente porque la tenemos bien ocupada).