Para los más carnívoros de la sala, la palabra parrilla es sinónimo de fiesta máxima. Pocos hay que disfruten habitualmente de un buen chute de proteínas que no se estremezcan cuando escuchan la palabra en cuestión. Y es que cuando la parrilla es buena, la carne sabe aún mejor. De ahí que no se dude ni un segundo en reservar en La Parrilla de Salamanca, donde abandonarse al viejo arte de masticar –y disfrutar– como si no hubiera un mañana. F: Cortesía de La Parrilla de Salamanca

No solo de suculentas carnes vive La Parrilla de Salamanca. Su propuesta de pescados y marisco está a la altura de su competencia cárnica

El barrio de Salamanca saca pecho en cuanto a brasas se refiere. La culpa la tiene La Parrilla de Salamanca, que desde la calle Padilla y en muy poco tiempo se ha convertido en foco de interés absoluto para los amantes de las buenas carnes, los cortes impecables y ese sabor que entra por la boca y ya no se olvida jamás. Un negocio al cargo de Borja Aleixandre, que de carnes entiende un rato y ya se curtió en el Café del Príncipe; y que ha sabido reinventar el concepto de parrilla de toda la vida ofreciéndole un toque moderno y adaptándola a los nuevos paladares, cuidando hasta el más mínimo detalle. Eso sí, no solo de suculentas carnes vive La Parrilla de Salamanca. Su propuesta de pescados y marisco está a la altura de su competencia cárnica, ¿se puede pedir más?

Un restaurante donde cada plato sobre la mesa es una verdadera fiesta y más cuando empiezas a degustar sus berenjenas a la brasa con alioli ligero de leche de oveja, la ensalada César de cogollos y pollo a la parrilla, el steak tartar con huevo y focaccia o un arroz jazmín de pularda y verduras al estilo camboyano. ¿Para continuar? Pues, sin duda, su entraña o hamburguesa de vaca vieja con yuca, el lomo de ciervo a la parrilla con compota de invierno, el salmón al estilo Pekin duck, el carabinero XL o una de las especialidades de la casa: el rape con arroz en papillote con hojas de banano. Si después del pantagruélico menú te apetece echarle el colmillo a alguno de sus postres, su banoffee gluten free o la tarta de queso están de rechupete. Palabrita.