De italiano a italiano y tiro porque me gusta. Después de tanta comida asiática tampoco pasa nada porque nos sigamos dando banquetes de hidratos hasta que el cuerpo aguante. Si hace unos días, las pizzas eran las reinas de nuestro menú, ahora nos regodeamos con una buena selección de todo lo que el país de Laura Pausini nos puede llegar a ofrecer. La Piperna es nuestra nueva parada y no nos puede gustar más la idea.

Grandes éxitos de la Italia más querida (y mejor saboreada), alejados de cualquier tópico demasiado típico

Del mismo modo que siempre se tiene a mano ese chupa de cuero y esos pitillos que nos pueden salvar de una cita inesperada, un restaurante italiano es siempre bien. Pocas veces saldrás de uno con la sensación de haber tirado el dinero. En La Piperna pasa eso mismo. El chef napolitano Nello de Biase se encarga de abrir su recetario más personal al comensal que se sienta a la mesa para disfrutar comiendo. Una aventura gastronómica que no se anda con bobadas puesto que lo que importa es que el cliente se vaya (y vuelva) satisfecho.

Un local que sin agarrarse a esa moda de ser sofisticado por el único afán de serlo, apuesta por una materia prima que habla por sí sola. Sabores, texturas que explotan en nuestra boca con platos como la ensaladilla de vitello tonnato servida en lata, la ensalada Caprese, su parmigiana o miscelánea de berenjenas, los mejillones con pulpo y tomatitos cherry, los raviolone de alcachofa con mousse de queso de cabra, el paccheri al ragut napolitano, la tagliatella artesana verde de espinaca con crustáceos, los dados de lubina fritos, el conejo “alla ischitana”, su imponente y clásica milanesa y un tiramisú de postre. Podemos darnos por bien alimentados. ¿No es lo que buscábamos?