Cuando un restaurante se pone de moda tienes dos opciones: o hacer como que la cosa no va contigo o apresurarte a reservar porque siempre será mejor no ser el último en catarlo. Con La Sifonería estas dos opciones no son necesarias, porque solo nos cabe sentarnos a su mesa y disfrutar. ¿Te vienes? F: Cortesía de La Sifonería

Maldita prueba de fuego están viviendo todos nuestros queridos restaurantes. Esos lugares que nos han servido con tanto cariño durante años nuestros platos favoritos y que ahora, por las circunstancias que todos sabemos, están resistiendo contra viento y marea y a marchas muy forzadas. Es el caso de La Sifonería, el negocio de Alfonso Ortega, un pequeño y coqueto local que en su inauguración sirvió unos cuantos menús y hoy ya tiene una larga lista de feligreses.

¿Quieres tapear en una taberna como las de antes pero con ese sabor a moderno que la convierte en un lugar de lo más exótico? La Sifonería es tu punto de encuentro

¿El secreto? Un diseño interior que entra por las pupilas, una cocina variada y unos precios bastante competitivos. Un restaurante por vocación (y no por el único y moderno afán de ser el más bonito y ya) en el que el tiempo se para y juguetea con los sifones del abuelo de Ortega, que decoran y dan nombre al espacio, y los ricos platos de su carta desfilan frente al expectante comensal.

Un cliente que disfruta del salmorejo con jamón y almendritas, el mousse de foie con mermelada de cerveza tostada, hummus con pan árabe, carpaccio de pez mantequilla con sal rosa, croquetas sifoneras (cecina, gambón y verduras con gorgonzola), quesadillas con morcilla de Burgos, pan bao de rabo de toro, huevos rotos con foie y aceite de trufa blanca, secreto ibérico con espuma de regaliz y Guinness, lomo de ternera braseado con chimichurri, wok con pollo o vegetal… Y, de postre, megacookie con helado de vainilla y salsa de chocolate, tiramisú o tarta de zanahoria con queso crema y nueces. ¿Algo más? Sí, que volvamos. Hay que seguir apoyando.