No hay nada mejor, en tiempos desfavorables, que las cosas vayan bien. La gastronomía parece siempre estar pendiendo de un hilo, pero cuando un negocio da con el quid de la cuestión, el merecido éxito llega y permite recoger buenos frutos. Una realidad de la que mucho saben en La Tía Feli, que abre su tercera taberna castiza en Madrid, pero con una vuelta de lo más andaluza. Vamos, ¿no? F: Cortesía de La Tía Feli

Si eres tabernario, en La Tía Feli encontrarás todo lo necesario para ser realmente feliz

Parece que la vida le sonríe a Aarón y a Mesala Guerrero, pues a sus locales en Ponzano y en Ronda de Segovia acaban de añadirle un tercer hermano que, bajo el mismo nombre, respira un poquito diferente. Un espacio de lo más moderno y resultón, firmado por MRGO Arquitectos, que lo mismo te recuerda a una vermutería como a una cervecería o pimpante vinoteca. Punto de encuentro para amantes del más fino bebercio que quieren evadirse del mundanal ruido, brindando y picoteando sin fin.

Con terraza, barra y salón interior, en La Tía Feli no faltan su ristra de clásicos platos, especialidades ya por todos conocidas, que alegran el día tanto a paseantes puntuales como locales del barrio que buscan una parada en sus rutinas diarias. Una taberna de lo más luminosa y placentera, que no pierde ni su ritmo ni su esencia, y que en su nueva localización en Chamartín sigue expandiendo su único objetivo: dar de comer bien, rico, honestamente y a tutiplén.

¿Qué encontramos en La Tía Feli? Pues de todo lo bueno y lo mejor. Gildas, salmorejo, ensaladilla de bonito, frituras como las Pavías de bacalao, el flamenquín o el cachopito, sus croquetas (que merecen apartado aparte), el repertorio de chacinas que embelesan con solo mirarlas, su laterío de calidad, su taco pulled pork, los callos con regustillo picante, el mollete de sobrasada con queso curado y, para los más delicados de paladar, la opción de pedir el caviar Amur Beluga, maridado con una copa de champagne, porque también hay que darse un capricho. ¿O no?