Nos gustan los restaurantes con historia, con poso, con recorrido. Por eso, es normal que al pasar por La Única haya algo en su interior que nos induzca a cruzar sus puertas para entregarnos a una experiencia de lo más especial, de lo más única, en estos momentos en los que la fast food pretende hacerse con tu plena atención, sin conseguirlo. ¡Menos mal! F: Cortesía de La Única

Situado en el barrio de Salamanca, y a un tiro de piedra de la Puerta de Alcalá (que eso siempre nos gusta), abre sus puertas el restaurante La Única, un negocio con historia viajera que nació en 2012 en Polanco (Ciudad de México) y se propuso llegar a España para hacerse con el público ibérico, presentándonos una cocina mexiterránea que se gana de pleno nuestro paladar.

Si no sabes lo que es la cocina mexiterránea, es que aún no conoces La Única. Si no conoces aún La Única, no sé a qué estás esperando

Y es que La Única no solo sabe a típicos platos mexicanos, sino al esfuerzo de su chef Andrés Madrigal por exprimir al máximo las tradiciones de ambas culturas hermanas, para servirlas sobre la mesa y asombrar al personal. Una propuesta delicada que huye de esa comida de batalla que tan machaconamente nos han tratado de meter muchos restaurantes de colorines y mariachis, y donde, al final, no hemos tenido otro remedio que intentar olvidarlos a base de margaritas.

Porque si en La Única tienen algo claro, es que México es mucho más de lo que nos han dado a conocer y, si no, solo hace falta echar un ojo a esa cuidada selección de platos que nos hacen muy difícil la elección, pero que nos obligan (irremediablemente) a tener que volver para seguir probando. ¡Vaya, qué tristeza!

Por todo esto, y por un impecable diseño interior tras el que descubrimos a Alejandro Pombo, no podemos por más que darnos a la comida y, con unos margaritas ya sobre la mesa, empezar a catar ricas opciones como su clásico guacamole con pico de gallo, la tostada de atún de Almadraba con chipotle y puerro frito, los huevos rotos con huitlacoche y lascas de jamón ibérico, la ensaladilla rusa con mahonesa de chile, el ceviche de lubina con espuma de elote, los cogollos de Tudela a la brasa y a la manera de una ensalada César, sus langostinos a la brasa con piperrada de chiles toreados, su pescadilla a la veracruzana con aguachile rojo y zanahoria escabechada, la costilla de black angus flambeada con tequila Don Julio 70, su gobernador con camarón rojo y costra de queso oaxaqueño o el pulpo a la brasa con papas al ajillo y xnipek.

¿Quieres postre? Ataca, sin dudarlo, a su tarta inversa de queso con crema de maíz y helado de vainilla de Veracruz o a su piña asada con hierba luisa, tequila blanco Don Julio y helado de leche merengada, una verdadera ida de olla.