El poder sentarnos a la mesa, reunidos con lxs nuestrxs, es algo que nuestra gastronomía lleva arraigado como suyo desde sus primeros pasos. Compartir, disfrutar, festejar entre materias primas de primera, texturas inolvidables, sabores que nos traen recuerdos y platos que, en definitiva, hablan por sí solos. Una manera de entender el primario acto de ponerse a comer que en La Vanduca se perfila y se redondea hasta el punto de convertirlo en todo un arte… ¡Y qué fantasía! F: Cortesía de La Vanduca

Buen servicio y una propuesta gastronómica que no busca vender humo y que triunfa en boca es lo que encontramos en La Vanduca

Un restaurante que, regentado por los hermanos Van Dulken, dio forma al sueño familiar de materializar su apego por la cocina en un restaurante que tuviera algo que decir y que lo dijera así de bien. Un local que atrapa al comensal desde el momento en el que pone el primer pie, pues el diseño interior de Sofía Calleja es de foto sin filtro, y que lo acompaña a lo largo de una experiencia que hace trabajar a cada uno de los sentidos.

Porque en La Vanduca no nos venden platos prefabricados o postureo de cuchillo y tenedor; en La Vanduca viven cada detalle como si fuera lo único que nos fuéramos a llevar a la boca, la única manera con la que podernos ganar como comensales. Sencillos y básicos platos que desde su ensaladilla con ventresca y langostinos, croquetas caseras de jamón, anchoas del Cantábrico al natural, pan bao con panceta, berenjenas fritas con miel de caña, rollitos de confit de pato con mahonesa agridulce a tortillas de queso azul o clásica semicuajadas al momento, ricos tomates con ventresca y cebolleta, pulpo a la parrilla con vinagreta, tartar de salmón y aguacate, pasando por dados de merluza de pincho a la romana, lomo de vaca gallega fileteado, albóndigas de ternera en salsa al Jeréz, steak tartar de solomillo gallego nos alegran cualquier comida o cena, y nos obligan a tener que subrayar a La Vanduca como hotspot por el que dejarse caer repetidamente, porque la verdad es que lo vale.

No se me ha olvidado recomendarte ningún postre. Pídete su tarrito de toffee con oreo y la tarta de limón con merengue. No te arrepentirás.