La sangría es la bebida tradicional y popular por excelencia de esta latitud. Forma parte de la historia y el turismo cañí y es sinónimo de verano, playa, sol y chiringuito. A partir de ahora, además, es sinómino de producto artesanal y de calidad.

Sí, eso es así si cuando hablamos de sangría nos referimos a Lolea. Hablamos de un tipo de combinado de elaboración artesana con una mix de vino y fruta con un toque frizzante. A partir de una aromática y mediterránea uva moscatel para el vino base, un sutil toque de vainilla se funde con los imprescindibles aromas cítricos del limón y la naranja sin que el conjunto pierda frescura. El resultado es una sangría con recuerdos de jazmín, albaricoque y níspero y un equilibrio entre la acidez y el dulzor. 

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