De todas las especialidades que inundan las barras de nuestro país, de todas las tapas habidas y por haber sobre las mesas de esos bares de toda la vida, pocas hay como el torrezno, al que solo le falta tener club de fans. Ya sabemos que los calamares, las bravas, los soldaditos de Pavía (bacalao rebozado) o los tigres (mejillones rellenos de bechamel) te vuelven loco; pero con el torrezno solo nos queda agachar la cabeza ante lo evidente… vivimos por y para ellos. Muchos son los restaurantes que quieren alzarse con el puesto de ‘mejor torrezno de la ciudad‘, pero en cuestión de preferencias, nuestra mira está puesta en Los Torreznos Bar, el torrezno definitivo. F: Todas las imágenes por cortesía de Los Torreznos Bar

Y es que ya sabes que al paladar no se le puede engañar. Después de hacer una selecta cata de aquí, de allá y del más allá, llegamos a la conclusión de que los de Los Torreznos Bar son los mejores. Deliciosas tiras finas de tocino frito (y bien escurridas) que en boca y con un poquito de pan son una verdadera delicia para nuestras agradecidas papilas gustativas.

Si a ti lo que te va es el torrezno, por encima de unas croquetas o unas bravas, ni te lo pienses, Los Torreznos Bar es tu sueño hecho realidad

Una especialidad que da nombre a esta franquicia que abrió sus puertas en 1956, en un pequeño local en Goya gracias a José Luis Blázquez, que recién llegaba a Madrid desde Ávila y quería probar suerte en la capital. La respuesta de Madrid fue rápida y pronto se rindió a la cocina abulense de este hombre que, convertido ya en referencia de la gastronomía cañí, despachaba torreznos y demás opciones castellanas. Una herencia que, transformada en cariño y fidelidad (por parte de su clientela), legó a sus hijos que, 60 años después, han creado un pequeño imperio añadiendo dos locales más (Alonso Cano, 69 y el que nos ocupa, López de Hoyos, 149).

Un punto de encuentro con solera donde, como decimos, más allá del sabroso y crujiente torrezno, podrás catar desde morcilla de Burgos, tortilla de patata, chorizo de olla o ensaladilla rusa a patatas revolconas (con torreznos), revuelto de boletus o huevos rotos con jamón ibérico pasando por otras especialidades de la casa como sus bravas, sepia a la plancha con alioli casero, callos a la madrileña, berenjenas encurtidas o escalivada de verduras con ventresca de atún. Una carta que aún con todo esto sigue siendo extensa y nos permite perdernos entre platos como sus calamares fritos a la andaluza, los boquerones en tempura, mejillones al vapor, carrillera de ternera al curry, chuletón de ternera fileteado, pulpo de roca gallego con ajada de pimentón y alguna que otra hamburguesa que bien merece su oportunidad.

Si aún te queda hueco para un impulso más, su tarta de queso y toffe y la torrija caramelizada hecha en casa te harán perder la cabeza. ¡Qué fantasía!