Conseguir hacerse un hueco en el mundo de la gastronomía no es tarea fácil pero, en alguna que otra ocasión, los astros se alinean dando como resultado no solo un negocio fructífero, sino un sueño materializado por puro amor al producto y al cliente. En Luke saben mucho de eso. F: Cortesía de Luke

El chef coreano Luke Jang se pone al frente del sueño por el que tanto ha luchado, defendiendo la cocina tradicional de su país con técnicas aprendidas en sus viajes de formación

Situado a un tiro de piedra de la zona más arty de Madrid, en Recoletos, y como particular punto de encuentro de los amantes de la comida coreana más potente, Luke es el sueño hecho realidad de Luke Jang, un joven cocinero nacido en Seúl que comenzaba sus andares gastronómicos pelando cebollas en un restaurante chino de barrio y que, con mucho esfuerzo y el aplauso de los paladares más exquisitos, ha ido medrando de cocina en cocina y logrado revolucionar el mismísimo ejército durante el servicio militar.

Eso y su paso por un matadero en Australia y por los patrios elBulli y Mugaritz le han permitido que, al fin, se estrenara frente al comensal con Luke, un restaurante en el que desde la cocina a la sala, pasando por el delivery, todo está muy cuidado; pues el amor que exuda cada rincón se encarga de encender su mecha y que no baje la llama. Motivo por el que su propuesta (que bebe de Corea, de Francia, de China y de España) despierta en todo aquel que se sienta en sus mesas o pide comida para llevar el deseo de repetir, y no solo por gusto, sino porque se convierte en una droga.

Un Luke de lo más auténtico y personal que obra el verdadero milagro de la cocina de no solo dar de comer sin más sino de convertir el acto en sí en toda una experiencia irrepetible. Algo normal, teniendo en cuenta que sus gildas coreanas, el caldo de invierno con noodle de yema, su bao bun coreano con crujiente de ibérico, la típica fritura callejera de Seúl (huevo, rulo de alga, albóndiga de pescado y tofu) con salsa picante de Gochujang, su chap che salteado, el curry de carrillera, el ramen zzampong, la costilla de cerdo asada con salsa teriyaki, sus ssam de panceta ibérica o brisket picante o el arroz coreano aliñado con gochujang o condimentos y en forma de triángulo envuelto con alga-nori están de muerte y vas a volver para pedir más. ¿No me crees? ¡Prueba!