Marc Morro, reinventando la cotidianidad
Si nos sumergimos en el ámbito del diseño industrial, Marc Morro es una de las figuras más inquietas de Barcelona. Fue la cabeza visible de Otrascosas de Villar-Rosás, una galería donde pasaban ‘cosas’. También él creó Surtido, una plataforma de diseñadores industriales de Barcelona, formó parte de Pecha Kucha y da clases en Elisava. Hace poco más de medio año que ha sentado campamento en AOO junto a su socio Oriol Villar y Clara Quintana, un espacio en la calle Séneca donde materializa lo que le pasa por la cabeza, así como objetos de toda la vida. Hace unos días hablábamos de él por su reciente colaboración con Firmamento para crear la Surf Pepitu. En good2b le hemos entrevistado…
Si nos sumergimos en el ámbito del diseño industrial, Marc Morro es una de las figuras más inquietas de Barcelona
Acabáis de presentar la última entrega de la saga AOO, la línea Normales. Al verla podemos reiterar que palabras como artesanal o madera son primordiales en la filosofía de todo lo que se hace en AOO. ¿Es cierto?
Es cierto que nuestros procesos acostumbran a ser artesanales, lo que tampoco significa que sea la mejor manera de producir. Si un día tengo mucha demanda de cierto producto y tenemos los recursos, lo haría en series. En el caso de Normales nos encontramos ante un híbrido: primero hacemos los planos de las piezas y las producen. A posteriori, las monto en el taller. Encontramos un caso claro de tecnología de control numércico en contraposición al clásico proceso manual de clavos y martillos.
Normales es el proyecto más reciente, pero no el único. Para los pocos que aún no sepan qué sucede en AOO, cuéntanos un poco qué se cuece aquí.
Lo que hacemos aquí tiene dos vertientes. Por un lado hacemos las funciones de taller, produciendo piezas más rudas y básicas, y, por el otro, nos dedicamos a la edición, que es donde pondríamos Normales. Se trata de nuestra sección más eleborada, hecha con mucho detalle. Y, aunque hable de edición, muchas veces me refiero a reedición, como es el caso de la silla de ratán de Miquel Milà, que en su tiempo se llamaba Castellón y que hemos rebautizado como Salvador. Además tenemos una selección de objetos básicos que a menudo son difíciles de encontrar.
Nos hemos dado cuenta de que casi todas las piezas de Otrascosas tienen nombre propio. ¿Las bautizáis al azar o tienen razón de ser?
Normalmente hay una historia detrás. En el caso de la Salvador, el nombre responde a la persona que nos ha ayudado a buscar artesanos y materiales, lo cual no es nada fácil, puesto que el 99% de la caña de ratán viene de Indonesia. En el caso de la Pepitu, la clásica silla de la Barceloneta pero también de tantas otras partes del mundo, se llama así porque el abuelo de mi socio, que era carpintero y la hacía, se llama así. El Manolito, pieza que producimos con Indoors, responde al nombre que por algún motivo siempre ponemos a un paleta porque es la clásica banqueta que el obrero utiliza para todo: comer, como altillo para alcanzar algo elevado… El caso de Normales es quizás el más normal, valga la redundancia. La caja se llama caja, la repisa se llama repisa y así seguiríamos.
Por lo que cuentas, parece que en muchos casos podemos hablar más de recuperación del producto que de crear uno nuevo…
Nos gusta recuperar productos de toda la vida y no lo escondemos, de hecho no firmamos, porque se trata de reiterpretaciones de piezas populares. Lo que importa no es de quién son, sino la cotidianidad de las mismas.
El proyecto de AOO es por eso una prolongación natural de Otrascosas de Villar-Rosás, un espacio en una agencia de publicidad dedicado a exposiciones, workshops y lo que surgiera. ¿Cómo se va de un lado a otro?
En Villar-Rosás empecé como creativo, siempre en proyectos en los que el diseño industrial, mi background, era lo más importante. De hecho, a partir de aquí monté Surtido, una plataforma de diseñadores industriales que ahora ya no existe tampoco. Un día le comenté a Oriol, actual socio de AOO, que me quería ir y me propuso montar Otrascosas, una galería donde pasarían muchas cosas. El proyecto terminó y la consecuencia natural era seguir haciendo lo que nos gusta, hacer muebles y recuperar clásicos.
Todos sabemos que eres un culo inquieto. También eres profe de la Elisava y has estado al mando de Pecha Kucha. ¿Cuánto tiempo te ves haciendo lo que haces?
Creo que aún me falta para tocar techo. Lo cierto es que ser dependiente no es lo que más me gusta, pero es una parte esencial para poder hacer lo que me apasiona: reeditar, diseñar y trabajar en el taller. Creo que aquí aún me queda mucho tiempo, pero vete tú a saber cómo termina el tema, igual AOO termina siendo un restaurante.
También hacéis muchos encargos a medida…
Sí, además hay clientes que ven la Manolito y piden que la rehagas de esta o aquella manera y yo lo hago. También hacemos muchos muebles que nos piden por encargo, sobre todo piezas hechas en madera.
Estamos seguros que algunos lugares de Barcelona ya tienen piezas tuyas y ni nos hemos enterado…
Sí, de hecho una mesa muy grande en madera que hay en Dalt de Tot, el nuevo local del Morro Fi, es nuestra. También hemos hecho unas butacas para un club de fumadores de Enrique Granados y estamos trabajando en una estantería para la tienda de Lubochka y en otro proyecto con dos hoteles de Barcelona.
¿Te imaginas una piezas como el Manolito siendo un clásico del diseño en algunos años?
Creo que son piezas tan mundanas que no tienen mucho que decir. Trabajamos a escala pequeña, de hecho a veces me avergüenza decir que editamos, porque los niveles son muy pequeños.
Si hablamos de un referente en el trabajo de Marc Morro este sería…
Konstantic Gric, que además empezó trabajando la madera. No hay ni un producto suyo que no me guste.
Tus hotspots favoritos son…
Il Giardinetto, un lugar al que voy por amistad y gusto. También me encanta el Bar Brutal y el Morro Fi o cualquiera de sus hermanos. Poblenou, donde vivo, es un barrio que me encanta, sobre todo su mezcla de decadencia y auge. Para ponerte un ejemplo, debajo de mi casa hay una tienda en la que sólo venden juntas tóricas, ¿dónde más lo puedes encontrar? Además vivo a sólo 150 metros del mar y tengo la Rambla de Poblenou cerquísima.
Prohibirías…
Los paraguas, los tupperwaes y las maletas pequeñas con ruedas, son objetos que no entiendo y eliminaría.
No puedes parar de escuchar en modo repeat…
Temas de Taj Mahal & Aretha Franklin, además de las listas que Clara, mi compañera, pone en la tienda.
Nunca pensabas que terminarías….
Teniendo el taller en casa. Menudo lío.
Para ti ser good2b es…
La frescura de Barcelona.
*Fotos por Cecilia Díaz Betz