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Bru Romero

A veces nos ponen en la tesitura de tener que recomendar un restaurante, de esos con los que deslumbrar al personal por su indiscutiblemente buena oferta gastronómica y por el tan buscado equilibrio calidad-precio que a todos importa. En Matritum no solo conseguimos lo segundo sino que lo primero lo superamos y con creces y eso es algo que no siempre tenemos la suerte de decir.

¿Te apetece que tu comida/cena se convierta en inolvidable? Ponte en las manos de su sumiller Frank Carrillo que te sabrá aconsejar sobre la rareza más especial de entre sus vinos “fuera de carta”

Situado en el siempre variopinto barrio de La Latina y presentando su comida como un claro órdago de la cocina de mercado, Matritum lleva desde 1996 despachando a clientes que se van bien alimentados y con ganas de volver. Una taberna de toda la vida que recibiendo a una clientela que varía del público más joven al más talludito, invita a pasar las horas sin mirar el reloj mientras el buen servicio, el mimo puesto en cada plato y una sobremesa que se plantea más que interesante.

Un restaurante pequeño pero efectivo regentado por el chef Luis García Cuenca (curtido en los fogones de DiverXO) que sabe lo que hacer para convertir sus mesas en los puntos más calientes de la ciudad.

¿Qué pedir? Ni se te ocurra volver a casa sin haberte zampado unos berberechos gallegos “gordos” al curry rojo, las croquetas líquidas de “suquet” de carabineros, dumpling de “trinchat” de butifarra y gamba roja, ostras de Girardot (Francia ) fritas con mahonesa de escabeche, albóndigas de pintada en pepitoria con parmentiere de patata gallega, costilla de vaca rubia gallega deshuesada y estofada al vino tinto “garnacha” (¡atención, palabras mayores!), tonkatsu de secreto ibérico con mostaza japonesa, bacalao en dados al estilo andaluz o un tuétano asado y laqueado con coral y tartar de carabineros que te pone en tu sitio. Los más golosos estarán felices de haberse dejado arrastrar por el influjo de la luna y de Matritum gracias a su espuma de crema catalana con helado de yuzu, biscuit de “halva” (turrón de pipas de girasol), brownie de chocolate negro 70% con helado artesano de frambuesa y unos helados artesanos de Alicante (según temporada) que te robarán el sentido. Es lo que querías, ¿no?

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