Después de una Semana Santa de despendole y un Lunes de Pascua (los que tengan fiesta) que nos tomaremos de relax para ponernos las pilas, lo que más apetece es no cocinar y deleitar al paladar con ricos platos de esos a los que no estamos tan acostumbrados. En un momento en el que lo oriental es lo más exótico que nos podemos echar al estómago, la cocina alauí se presenta como el oasis para todos aquellos que quieren seguir probando cosas nuevas y excitantes. ¿Qué tal en el restaurante Mosaiq?

Siguiendo la moda de locales como Mogador o Café Gitane en la cosmopolita Nueva York, el restaurante Mosaiq en Madrid se planta como una de las apuestas nacionales ante la demanda de cocina mediterránea… oriental. Un restaurante en el que sentir que las 1.001 noches existen de verdad y que se abandera como embajador de la cocina marroquí en la ciudad.

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Los hermanos Musesh, propietarios del también conocido Mumbai Massala, y el estudio de interiorismo de Ignacio G. Vinuesa sacan el partido necesario a este restaurante de gran colorido en cortinas, cojines, sillas bajas, lámparas, damascos por doquier y un sinfín de pipas de fumar a las órdenes de cualquier grupo de interesados. Dos plantas (arriba el comedor y abajo la zona chill out) y una impresionante terraza para las noches de verano son sus ases en la manga.

Entre su variada oferta gastronómica, que cuenta con menú diario y de degustación, se llega a descubrir cómo las croquetas de cordero con frutos secos, el Kibbe, el couscus de verduras, el tagine de cordero y arroz basmati con pasas y piñones celebran la sabrosa idiosincrasia de esta comida exótica y especiada, que no olvida su humus en pan de pita como básico foodie sin rival sobre la mesa. Un plan diferente para esa gente que inicia su noche de fiesta y que quiere hacer del raï electrónico, como hilo conductor, la mejor opción musical a escuchar mientras prueban lo mejor de Líbano, Egipto y Siria, con algún atajo en alauí y 100% mediterráneo. ¡Marchando!