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Bru Romero

Cada vez son más los restaurantes que apuestan por el cruce de culturas como secreto de su éxito. Propuestas culinarias que abrazan texturas, sabores y materias primas de muy diversa condición y origen y que en el caso de Námit fusionan la cocina mediterránea y la gastronomía filipina.

El origen de la palabra Námit viene del dialecto filipino y significa ‘delicioso’

Con Inés Lamata al frente de sus fogones, Námit es un auténtico viaje hispano-asiático con paradas poco conocidas. Una hoja de ruta completa y muy selecta que descubre nuevos platos al comensal que busca le sorprendan y se entrega con ganas a la meta que mueve su espíritu gastro: ofrecer los platos más deliciosos que puedas probar.

Un gastrobar en el que sus rollitos Námit de carne con salsa agridulce, sus croquetas de queso azul y pasas o el pritchon (tiras de secreto de cerdo con pepino y cebolleta, envuelto en pancake con salsa Hoisin) abren el apetito para primeros y segundos platos como el pancit Lang-Lang (fideos de arroz salteados de pollo, gambas y verduras), el paksiw (cerdo marinado con limoncillo, vinagre de caña de azúcar cocinado a baja temperatura), la sopa Tom Námit de pollo, cítricos y especias con lemon grass, galanga y hoja de lima y unos pad thai (tallarines de arroz con pollo, salsa de tamarindo y cacahuetes) de excepción.

Sus sobremesas se convierten en las más solicitadas de la ciudad, gracias a su selecta y muy variada carta de vinos, cocktails y copas premium que te harán muy difícil pedir la cuenta. ¡Y si no lo creen, hagan la prueba!