Cocina de Barcelona en la Boquería. Así describen sus fundadores este recién inaugurado local. Aunque de novatos tienen más bien poco, puesto que viene avalado por un hermano mayor muy de fiar, L’Òstia de la Barceloneta, un restaurante que se convirtió en un favorito de la casa Good2b cuando subió la persiana hace ya algunos años. Los que conozcáis su trayectoria, bien sabréis que esta taberna contemporánea está regentada por Jaume Meudra, el hijo de Pepi, la maestra que durante años se ha dedicado a hacer las míticas bombas de la Bombeta, las más buscadas de la ciudad. Un CV de fiar y que predecía muy buenas expectativas cuando nos decidimos a visitar en nuevo establecimiento.

Osties Pedrin es el hermano pequeño de l’Òstia de la Barceloneta

Su carta sigue la línea de su antecesor, aunque en un escenario distinto -pero igual de auténtico, los alrededores de nuestro querida Boquería-. En Òsties Pedrin podrás encontrar tapas como la ensaladilla rusa, los mejillones de roca al vapor con hierbas aromáticas -que huelen igual de bien que saben-, las croquetas de asado, las infalibles bombas o el que, según nuestro punto de vista, es el campeón de la carta: los buñuelos de espárrago con coulis de romesco. Si no son los mejores de la ciudad, que alguien nos diga dónde se encuentran. Las ensaladas son un buen trámite para llegar a otra de las especialidades de la casa, los arroces. La paella de marisco, como tantas otras veces, se yergue como vencedora absoluta junto a compañeros de viaje como los siempre bienvenidos macarrones -desde aquí seguimos celebrando su come back a las cartas más exquisitas-. No obstante, en el Òsties Pedrin tampoco hay que obviar su selección de pescados frescos ni los platos elaborados. ¿Ejemplos? Los pies de cerdo a la brasa hervidos con cava o los dados de solomillo de ternera al foie, para mojar pan y dejar el vientre satisfecho.

Es imprescindible dejar un hueco para poder probar postres sabrosos como el pastel de queso Òsties Pedrin o la crema catalana. Ojo, porque siempre tienen alguna sorpresa fuera de carta digna de ser catada. Todo a partir de 25/30 euros, dependiendo del apetito y el vino con el que se decide acompañar la comida o la cena.

No está de más saber que cada mediodía cuentan con un menú de 14,80 euros, para degustar con calma en una de las dos plantas que ocupa el local, 170m2 dedicados a la comodidad, la calidez y el buen comer, y que en un pasado no muy lejano ocupaba el histórico hostal La Palmera, un establecimiento de finales del siglo XIX.