Que en un restaurante se aventure a fundir sabores y texturas puede ser una tarea harto complicada pero si el que ejecuta tal prueba de fuego es el chef Fernando Ruíz Jiménez, podemos estar tranquilos. Su restaurante Paipái es una aventura para los sentidos y nosotros, que somos exploradores del buen comer, no queremos perdernos esta expedición.

Salirnos del circuito gastronómico del centro de Madrid no se nos plantea nada mal si la opción que nos plantean es comer en Paipái. Un restaurante de esos que, de primeras, entran por los ojos y que llegada la sobremesa te han ganado hasta el tuétano. Su chef, curtido en los fogones del Cordon Bleu, adapta como pocos la tradición de las recetas de su abuela Marcela así como los platos que ha ido descubriendo en sus múltiples viajes a Sudamérica, Oriente y demás exóticos destinos.

El chef Fernando Ruíz Jiménez se encarga de usar sus fogones como pequeño centro de investigación culinario, como taller de sabores y texturas en completa fusión

Una propuesta diferente que no cae en los errores de restaurantes del tipo y que viajando, entre fogones, de Chile a Japón, pasando por Bolivia (y vuelta a empezar) pone sobre la mesa un sinfín de nuevos caminos culinarios con los que no dejar de descubrir.

Un local decorado al más puro estilo colonial asiático (realizado por el estudio decorativo Amoedo Projects) al que dirigirse si lo que pretendes es que te sorprendan a base de milhojas de tomate, aguacate, mango con pesto de rúcula; ensalada de foie y frutos rojos; ceviche de salmón noruego con salsa ponzu; huevo crujiente a baja temperatura sobre parmentier de patata, trufa negra y salsa de carrileras y queso manchego; manzana asada rellena de carrillera con salsa de calabaza, curry y vermut Nordesía; tostas de mejillón de las Rías Gallegas, guacamango, mayonesa de ají amarillo, brotes y sésamo; vieiras a la plancha con trompetas de los muertos, oreja de madera, crema, crema de castañas, Kabayaki, Ponzu y un toque de Sriracha; canelón crujiente de pato confitado con salsa de naranja; rabo de vaca deshuesado y glaseado en su propio jugo o sus maravillosas croquetas y torreznos.

¿Estás pensando en el postre? No me extraña. Pídete la torrija de brioche con helado de canela, la tarta de queso y arándanos o la de zanahoria con helado de mascarpone y frutos rojos. Toda una fiesta en boca y un aplauso merecido a Ruíz Jiménez por esas manos.