Cuando el éxito nos premia con el aplauso del respetable, lo importante es no parar y seguir en la brecha de manera constante. Algo que le ha pasado al chef Javier Brichetto que, más allá de dormirse en los laureles por el aplauso viral que ha vivido por el Asador Limbo (uno de los mejores pollos a la brasa de Malasaña), ha seguido al pie del cañón para presentarnos Piantao, otro local donde el fuego se convierte en marca de la casa. F: Todas las imágenes cortesía de Piantao

Nos dejamos caer por el Matadero madrileño (no es mucho trabajo, la verdad) para acercarnos a probar su parrilla vista que es toda una locura. Una maravilla para todos los sentidos con la que el bonaerense Brichetto ahuma su buen hacer entre ascuas haciendo malabares entre lo que ya conocemos y lo que queremos saber. Un juego donde las materias primas más excelentes del mercado y esas técnicas mamadas en Argentina llevan a cabo una clara simbiosis que nunca sale mal (y sale aún mejor).

El chef bonaerense Javier Brichetto sella con Piantao su pasión absoluta por las llamas con una propuesta a las brasas argentinas a la que es muy complicado resistirse

Un local que te hace sentir como en casa desde el primer segundo, dada su decoración funcional y/o industrial entre maderas y puro acero que todo lo envuelve y que combina a la perfección con la variedad de tu comanda. Y todo en un comedor para 90 comensales, una barra con 8 taburetes y una pequeña sala más reservada, para esos momentos en que las celebraciones piden un ambiente así.

Festejos, citas, comidas de trabajo o reservas con amigos en las que no pueden faltar las empanadas criollas, el chorizo Chacarero (hecho allí mismo), el ojo de bife, la tira de asado, la ‘arañita’, el asado americano o el bife de chorizo. Platos con los que llevarse Argentina a la boca y hacerlo bien acompañado. Y es que tan importantes son los platos principales como los aderezos o acompañantes que desde la mantequilla de la Sierra de Madrid o el chimichurri con el que se va abriendo el apetito hasta la humita en chala, pasando por la papa aplastada con salsa criolla que nos sabe a tango pausado, ritmo de cada uno de los platos por nuestro paladar.

Si la experiencia te pide un bis más, agarra bien fuerte uno de sus alfajores helados con dulce de leche con chocolate Águila o un panquetito de manzana caramelizado con helado de arroz con leche. Orgasmo y nada más.