A la hora de preparar cualquier tipo de salida y/o plan gastro es normal que no quieras alejarte mucho del centro que es donde, según debes creer, se mueve todo. Pero Madrid es mucho más que el centro. Y así os lo he hecho saber por activa y por pasiva. Por ello, no estaría de más que comenzaras a replantearte esta realidad y pillar el metro, el coche o la app con la que te muevas por la city y cruces tus límites autoimpuestos. Comer en Popa, así lo merece. F: Todas las imágenes por cortesía de Popa

Con las coordenadas puestas en el barrio de Nueva España, una antigua aldea de pequeñas fondas, Popa echa el ancla en esta zona residencial de Chamartín con nada más y nada menos que 500 m2 repartidos en diferentes áreas. Un proyecto puesto en marcha por Alejandro Carbó (de familia de hosteleros de solera) que lleva su pasión por el mar a este local de pura cocina mediterránea y escala en Asia como continente inspirador.

Cocina mediterránea y sabores exóticos asiáticos resultan el principio y el fin de este viaje gastronómico que nos marcamos en Popa

Un restaurante que, más allá de querer convertirse en un hotspot de lo más sofisticado, se descubre como un enclave moderno pero de sabores clásicos que no pretende epatar sino fidelizar al cliente. Un negocio que, teniendo muy presente el restaurante que posee el grupo en La Finca de Pozuelo (Natural Lunch), despliega toda su experiencia a favor de la máxima calidad en este Popa en el que encontramos una carta que apela directamente a los sentidos.

Una puesta en escena que nos alimenta en cuerpo y alma al son de ricos platos como su ensaladilla rusa, bao de papada de cerdo confitada, crujiente de pollo con salsa de mostaza y miel, chips de calamar con salsa alioli, ensalada de cuscús negro, vieiras a la plancha, pad thai de pollo, canelones de pollo de corral, carpaccio de gamba roja con vinagreta de cítricos y parmesano, albóndigas de cordero, steak tartar con pan de cristal, bacalao a baja temperatura con salsa de piquillos, fish and chips de merluza o el crumble de almendra y la torrija con helado de leche merengada para poner un colofón de lujo de lo más dulce.

Una pantagruélica experiencia solo apta para los más foodies, regada por una carta de vinos que recorren absolutamente todas las regiones vitivinícolas de España y que se degustan en este Popa que, como te dije al principio, es una oda al buen producto y a lo marítimo en su más auténtica representación. ¡Todos a bordo!