Si en alguna ocasión te he comentado que Ponzano (y su ‘ponzaning’) sigue siendo la tendencia gastronómica estrella o que el barrio de Salamanca se está poniendo las pilas en cuestión foodie, es también importante saber que Chueca sigue imbatible como núcleo cosmopolita, variopinto y dinámicamente gastro en la capital. Un punto de referencia para los más gourmand y que gracias a garitos como el Propaganda 12 confirma una y otra vez su posición como barrio donde comer es un verdadero placer.

Si eres un brunch-adicto no pierdas el tiempo y tírate a los ricos platos del Propaganda 12. Una opción moderna, estilosa y muy golosa que poder maridar con cualquiera de sus vinos (también disponibles para poder llevarlos a casa)

Existan bares, restaurantes, coctelerías y tascas. Incluso existe una Tasquería gracias a Javi Estévez y mucho arte entre alta casquería pero… ¿qué hay de esas vinerías? Los amantes de los buenos caldos celebran con alegría tener un local donde reunirse. En esta ocasión es una vinería moderna con más de 300 etiquetas y un solo protagonista: el vino italiano. Un viaje por Italia desde Piamonte y el Véneto a Sicilia, pasando por Toscana, Umbria y Puglia.

Un proyecto que dirige a la perfección su propietaria Mattia Pierantoni que haciendo honor al nombre del local le sirve como propaganda de lo bueno (mejor y superior) del país vecino. Un negocio que redondea su propuesta con una magnífica propuesta culinaria que apuesta por el producto italiano 100% y los sabores más reconocidos por los amantes de su arte para darle a las papilas gustativas.

Un Propaganda 12 donde ir sin pensarlo si queremos deleitarnos con ricos platos de mortadela de Bologna con trufa, bresaola servida con queso parmesano y rúcula, anchoas servidas con tomates confitados, foie servido con confitura de higos, alcachofas servidas con lascas de queso parmesano, camembert fundido servido con confitura de tomates, steak tartare con huevo de codorniz, tartar de atún rojo de pesca sostenible con mayonesa de ajo negro, carrillera de ternera al vino tinto o caer rendidos ante su champagne brunch, convertido por méritos propios en uno de los mejores de Madrid. Lo siento, el que avisa no es traidor.