Abrir un local en Madrid no es tarea fácil. El cliente madrileño es sibarita como pocos y es cuestión de tiempo que por mucho baño de tendencia al que se preste y por mucho diseño interior con el que quieran enmarcar el producto sobre la mesa, si no apuntas directamente a la pasión por la buena comida del entendido cliente, no habrá nada que hacer. El restaurante Puerta de Alcalá supera el nivel esperado.

Pocos locales pueden alardear de su situación estratégica como lo hace Puerta de Alcalá y es que decir que las coordenadas a marcar nos llevan directamente a unas de las arterias más transitadas de la capital, en este caso el número 1 de la calle Serrano, provocaría más de un recelo la competencia. Fuera de cualquier enfrentamiento, este restaurante old school dirigido en los fogones por Rafael Vaquero responde a una única intención: cocina de producto con el toque creativo justo y necesario.

Pescados y mariscos de lonja y carnes, en su mayor parte, de Jiménez Barbero son la razón del buen humor de su clientela

Sabores especiales y únicos que en un horario continuo (hasta las 2 de la madrugada) celebran con fervor gastronómico platos como su ensaladilla de atún, la ensalada de legumbres con piruletas de codorniz a la toledana, su lasaña de mouse de foie y boletus, el cogote de merluza a la bilbaína, el cochinillo asado a baja temperatura con parmentier de boniato y tomillo, las carrilleras con salsa de orejones y ciruelas, sus albóndigas de ternera (con rica salsa que mojar) o un canelón de mango relleno de arroz con leche y helado de canela, en los postres, que sienta (para alegría de muchos) cátedra.

Un bonito local de estilo New Memphis tras el que se encuentra la diseñadora de interior Olga López de Vera y que, lo más seguro, te apetezca exprimir hasta el máximo con alguno de sus selectos cócteles preparados para que el tratamiento sea completo y la experiencia todo un acierto.