La etiqueta de ‘japonés’ ya no es nada extraordinario en los tiempos que corren. Lo que sí resulta complicado es encontrar uno de verdad, que no se esconda tras la falsa etiqueta de chino-japonés que tanta rabia nos hace. En el particular top ten de Barcelona encontramos el Shibui, un máster en su especie que año tras año renueva su podium ofreciendo la mejor oferta de comida nipona. En plenos festejos de su decimoquinto aniversario, el Shibui, que responde a una estética simple y sutil en japonés, hace honor a su significado primigenio e invita a nuestro paladar a viajar por las mejores recetas a través de la discreción y el buen gusto.

El responsable de los fogones es el maestro Kazutoshi Komuta, siempre situado tras la barra de la sala principal mostrando el arte del sushi making, que tanto nos gusta observar

El local se divide en dos espacios muy diferenciados en ambiente: un animado comedor en la planta superior donde la madera es la protagonista junto con la tradicional barra japonesa; y un sótano que acoge un jardín japonés con zona de tatamis, donde se respira tranquilidad y sosiego, y se presenta muy apto para reuniones o encuentros más íntimos. De este modo, el cliente es dueño y señor para decicir cómo y dónde degustar las delicatesen que nos tienen preparadas. El responsable de los fogones es el maestro Kazutoshi Komuta, siempre situado tras la barra de la sala principal mostrando el arte del sushi making que tanto nos gusta observar. Razón por la cual os recomendamos, ante todo, dirigirse al apartado de sugerencias y pedir alguna de las opciones que involucren el pescado crudo como principal ingrediente. Komuta está muy a favor de la nueva cocina japonesa de innovación, fiel a la autenticidad de la cocina nipona, aunque sin dejar de lado fórmulas de fusión con influencias brasileñas o peruanas. Pero estas no son las únicas especialidades del Shibui. Es también imprescindible probar sus fideos Yakisoba, tan sabrosos que te costará probar otros iguales en la ciudad. El Toro Tataki – ventresca de atún braseada-, la Issebi No Tempura -fritura de langostinos- y el solomillo de buey Wagyu cierran la lista de musts a probar. Los postres vienen capitaneados por el Aisu Kurimi No Furai, un helado crujiente de vainilla o su variedad de nata con almendras, que se presentan como el mejor de los finales. Aunque uno nunca debe obviar degustar alguno de los diferentes Mochis que tienen en la carta, deliciosos.

Una de sus novedades a tener en cuenta es un servicio de coctelería con carta de bebidas premium para que los clientes puedan terminar sus visitas degustando combinados tradicionales o cóctels de inspiración japonesa.

Comer o cenar en el Shibui será posible a partir de 25/40 euros.