Dicen que en otoño los colores de las hojas secas, esas primeras hojas que caen, son los que se llevan. Por eso es normal que el seguimiento de esas últimas tendencias nos haga echar el ojo a un restaurante como Terracotta que, más allá de ir a la moda, no solo nos entra por los ojos sino también por las papila gustativas. F: Cortesía de Terracotta

El bario de Salamanca sigue imponiéndose como uno de los centros neurálgicos de la más fina vanguardia gastronómica en Madrid, y Terracotta no hace más que confirmarlo. Un restaurante que, haciendo de la arcilla modelada y endurecida al horno su primera (y muy interesante) carta de presentación, nos enfrenta a un negocio de cocina de temporada donde se cuida hasta el más mínimo de los detalles.

Verdadera artesanía gastro es lo que encontramos en Terracotta, un acierto más que seguro para que el otoño entre y salga por la puerta grande

Un negocio en formato fine dining surgido de aquel sueño que el joven empresario Ignacio Sánchez tuvo hace un par de años y que, al fin, se materializa para el disfrute absoluto de unxs curiosxs y/o entendidxs en la materia que saben que no solo se sientan en el bonito Terracotta, sino que su opción culinaria está a la altura de lo que se espera. Un espacio donde el tiempo se para porque lo que toca es disfrutar sin límite de unos platos hechos con mimo y unas materias primas cuyo sabor es como de otro planeta.

Un Terracotta cuya carta cambia según avanzan las distintas temporadas y donde la selección de caldos y cócteles no hace otra cosa más que potenciar unas texturas ya de por sí potentes. ¿Necesitas consejo? Pídete sus croquetas de carabinero con velo ibérico y alioli de ajo negro, el puerro a la brasa con tartar de gambón, la ensaladilla cremosa con encurtidos y atún rojo, las vieiras al Josper con sal de chorizo ahumado, las flores crujientes de calabacín rellenas de speck y anchoa, el arroz meloso de boletus y queso de Pría ahumado, la carrillera de ternera glaseada con parmentier de patata, el magret de pato braseado y demi glacée de naranja y canela, los lomitos de bacalaos con escalibada al carbón y chips de ajo, el steak tartar de vaca madurada cortado a cuchillo sobre brioche, la presa ibérica de bellota al horno de carbón con verduritas salteadas y una tarta cremosa de queso o leche, cacao, avellanas y azúcar para finiquitar por todo lo alto. Nunca te arrepentirás de haber sido un/a gastro victim.